"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
ESTA GENERACIÓN ES MALA, PIDE SIGNOS
29 Habiéndose reunido
la gente, comenzó a decir: «Esta generación es una generación
malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de
Jonás.
30 Porque, así como Jonás
fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta
generación.
31 La reina del Mediodía se
levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará:
porque ella vino de los confines de la tierra a oír la
sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.
32 Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás. (Lc. 11, 29-32)
Jesús, acusa a la generación con la que le
tocó vivir porque tenía un corazón malo. Decían
creer en Jesús, pero sólo si les mostraba su autoridad
y mesianismo con continuos milagros y signos. Esta actitud es tentar a Dios: “eres
para mí Dios, si haces lo que yo te pido”. ¿Cómo el barro pide
con insolencia el Alfarero que haga su voluntad? ¡Pues este
corazón que así habla a su Creador, es insolente
y altanero! ¡Es igual que su padre Adán y su
madre Eva que, en su soberbia, quisieron ser Dios y no
criaturas totalmente dependientes de ÉI!
Siempre el pecado está acechando al hombre
para que no acepte la voluntad de Dios sobre él.
Jesús, se presenta como el Enviado del Padre y, le
piden “sus cartas credenciales”. Pero Jesús, no cede
ante estas malvadas pretensiones y les denuncia su
pecado: “Sólo se les dará el signo de Jonás”.
Todos
conocían por la Sagrada Escritura la historia
de Jonás, el profeta: fue enviado por Dios a Nínive, una
ciudad prototipo de la increencia y el pecado. Y para asombro
de Jonás, esta muchedumbre, desde el rey hasta el
último animal, escuchó su Palabra desde el corazón y se
convirtieron. Y, este pueblo judío, ¿es que harán menos de lo que
hizo este pueblo gentil? Pues sí, ellos se humillaron ante Dios y
cambiaron de vida y “aquí hay uno que es más
que Jonás”, el Hijo de Dios que les pide la
conversión y la fe en Él porque, es el Enviado
del Padre y, ellos perseveran en la dureza de su corazón
pidiendo “un signo”. Y es que, esta pretensión, es soberbia
pues, si Jesús accediera a su demanda, ni con todos
los milagros del mundo, ellos cambiarían para bañarse en la gracia de Dios
y no en la perversión del pecado.
¡Oh Jesús, que tu Palabra, dicha
con toda verdad, nos guíe hacia la humildad y no hacia la
insolencia y la vanidad! ¡Qué fácil es para nosotros
dejarnos guiar por las insinuaciones de Satanás con el
grito: “¡no serviré!”! ¡Tú sólo Señor
puedes conducirnos en este difícil camino de, la búsqueda de
nuestro “yo” o, del querer divino! ¡Rompe tú, mi
Dios, el corazón de piedra y que nunca te pidamos que nos demuestres que eres
Dios y yo, ¡una insignificante criatura que arrodillada a tus pies pide
misericordia y perdón por mis pecados! ¡Porque en verdad somos
pecadores todos y, si no creemos esto, es que lo hacemos mentiroso a
Dios, el Único veraz y Santo! Es San Juan el que nos
lo asegura de parte de Dios. ¡Si somos humildes, Él nos
perdonará los pecados y nos regalará, sin mérito alguno de nuestra parte, la
vida eterna!
¡Jesús, creo en Ti, pero en tu piedad, auméntame la fe y seré santo con tu Santidad que es totalmente divina! ¡Tú lo puedes todo en mí porque estoy humillado, arrepentido y feliz de ser criatura en tus manos, mi dulce Creador! ¡Qué así sea! ¡Amén! ¡Amén!
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