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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 30 de enero de 2025

RINCÓN PARA ORAR. "ESCUCHAR A LA PALABRA ES DAR EL CIENTO POR UNO". Jueves, 30 - Enero - 2025

"Ventana abierta"

RINCÓN PARA ORAR

SOR MATILDE

ESCUCHAR A LA PALABRA ES DAR EL CIENTO POR UNO

1 Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar.

2 Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción:

3 « Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar.

4 Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron.

5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra;

6 pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó.

7 Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto.

8 Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento.»

9 Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga.»

10 Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas.

11 El les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas,

12 para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone.»

13 Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas?

14 El sembrador siembra la Palabra.

15 Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos.

16 De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría,

17 pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben en seguida.

18 Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra,

19 pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto.

20 Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.» (Mc. 4, 1-20)

La escucha de la Palabra tiene muchos modos. Lo primero, porque no es lo mismo oír que escuchar. Oír, se oyen muchas cosas, hay muchas voces a nuestro alrededor y a la mayoría no les prestamos atención porque no pasan de ser unos sonidos, estímulos para nuestros oídos, pero no pasan de ser eso. Pero en la escucha, uno compromete todo su ser, no solo “abre la oreja”, sino que oye con el corazón y con toda su persona porque le va mucho el entender a la Palabra. Es decir, que también la inteligencia se pone al acecho ante la Palabra de Dios. Cuando Jesús les dice a las gentes: “escuchad”, está pidiendo mucho, está pidiendo todo lo que tiene el hombre y lo que es.

Esta “parábola del sembrador” es toda una joya de Evangelio que Jesús nos da gratuitamente. Pero por ser gratis, con la gratuidad de Dios, es más profunda de lo que aparece en el lenguaje de Jesús. Él se expresa con lenguaje de hombres, pero también es la Palabra, el Hijo de Dios, y por tanto lleva en sí ecos divinos, acentos del cielo: “Salió un sembrado a sembrar”. El Sembrador es el mismo Dios que lleva en “su zurrón” la semilla preciosa: su Hijo Querido. Y la esparce para que caiga en todos los corazones. Pero, ¡ay, no todos ellos están preparados para recibir tamaño tesoro! Y es que la semilla que Dios echa en la tierra es de apariencia insignificante y humilde, pero encierra en sí nada menos que todo el Reino de Dios. Los hombres al verla pueden decir: “¡va, no vale mucho! Estos son los hombres distraídos, los que atienden más a las palabras halagüeñas del Enemigo que promete reinos poderosos de este mundo. Y, otros son inconstantes en la búsqueda de Dios. Y, muchos tienen sus vidas ciegas y sofocadas por las riquezas y los afanes de este mundo... Todos estos hacen estéril el deseo de Dios de salvarlos de sus engaños por medio de su Hijo Jesús.

Pero, hay “un resto”, aquellos que son “los pobres de espíritu”, que tienen siempre la boca del deseo abierta a toda Palabra que viene de Dios: “cuando encontraba Palabras tuyas las devoraba. Tus Palabras eran mi gozo, la alegría de mi corazón, pues tu Nombre fue pronunciado sobre mí, Señor, Dios de los Ejércitos”. Esto sentía y oraba el santo Jeremías, porque él mismo se había hecho Palabra de Dios para mover a sus hermanos a la conversión.

¡Señor, haznos tierra buena que acoja tu semilla de la Palabra, venga de donde viniere, con tal de que sea pronunciada por Ti, por amor a mí! ¡No quiero ser estéril puesto me has mandado: “sed santos como mi Padre celestial es Santo”! ¡Y, esto no me es imposible porque Tú lo has pronunciado “lleno de gracia y de verdad”!

¡Aleja de mi corazón la dispersión y el aturdimiento y abre mi oído para escucharte, así como es pronunciada tu Palabra en mí! ¡Creo que Tú lo puedes todo en mí porque lo deseo y Tú lo quieres para mí! ¡Qué así sea! ¡Amén! ¡Amén!

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