"Ventana abierta"
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández
En la encíclica "Dominum et Vivificantem" (57), Juan Pablo II invita a invocar al Espíritu que da la vida, para poder enfrentar los signos de muerte y las tentaciones de muerte que hay en el mundo actual.
Hay variadas maneras de elegir la muerte: los excesos, la venganza, la
melancolía, el encierro, evadirse con la televisión, con internet, y muchas
formas más.
Sería bueno preguntarme qué formas de muerte se han ido metiendo en mi vida,
qué esclavitudes me han ido ahogando y no me permiten sentirme realmente
alegre, feliz, vivo.
En un momento de oración ruego al Espíritu que entre en esos sectores oscuros y enfermos de mi existencia, le entrego esos lugares de mi ser y de mi vida cotidiana, y trato de liberarme para siempre de esos falsos dioses que no me dan la vida, sino que me la consumen inútilmente.
Oración de meditación inspirada en la reflexión del miércoles 29 de enero de 2025
“Ven Espíritu Santo, y entra en las profundidades de mi ser. Hoy te entrego esos rincones oscuros de mi vida donde se esconden las sombras que me quitan la paz y la alegría. Mira mis excesos, mis miedos y todas esas falsas seguridades que me atan y no me permiten sentirme realmente vivo.
Espíritu Santo, destruye esos falsos dioses que consumen mi tiempo y mis energías, y reemplázalos con tu luz, con tu verdad. Dame la fuerza para reconocer mis esclavitudes y liberarme de ellas, para que pueda caminar hacia la vida plena que tú deseas para mí.
Sopla en mí un aire nuevo que despierte mi espíritu adormecido. Oriéntame hacia aquello que verdaderamente llena mi corazón de vida y sentido, y enséñame a disfrutar de cada día con gratitud y esperanza. Espíritu Santo, muéstrame el camino hacia una vida auténtica, libre de todo lo que me daña y me separa de ti.
Ven Espíritu Santo, renueva mi vida y condúceme a la plenitud.
Amén”.
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