"Ventana abierta"
Web católico de Javier
En la plaza principal de una gran ciudad, un
ateo decía cierto día, un discurso en el que blasfemaba groseramente el nombre
de Dios. Por fin, exclamó, como, con soberbia y en tono autoritario:
-¡Doy cinco minutos a Dios para que me mate, si
es que dice la verdad!
Durante cinco minutos permaneció callado y su
auditorio también. Después, el orador exclamó triunfante:
- ¡Vieron! ¿No les dije yo que no hay Dios de
ningún tipo?... ¡Si Dios existiese Él me hubiera escuchado y yo estaría muerto
ahora!
Una señora de edad avanzada le preguntó:
- ¿Usted tiene hijos?
- Tengo - respondió el hombre-. Pero no veo la
relación que eso pueda tener con el asunto que nos ocupa.
- ¡Tiene y mucha! - continuó la señora. Si uno
de sus hijos le diese una daga y, le dijese: ¡Padre, mátame con esta daga!,
¿usted lo mataría?
- Ciertamente que no - replicó el hombre.
- ¿Por qué? - continuó la sabia señora.
- ¡Porque le amo! - afirmó el hombre.
- ¡Ah!..., ahí está la razón por la que Dios no
lo mató. ¡Él también lo ama, a pesar de su maldad!
Y la señora con la mirada erguida al Cielo,
dijo:
- ¡No te mató, porque Él te ama!
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