"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu
corazón… Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Romanos 10: 8-9
¡Atrévase con la Biblia! (7)
El conjunto de los textos de la Biblia forma un
mensaje verdadero, solemne y maravilloso a la vez, cuya grandeza es perceptible
en cada página. Pero no basta con admitir su valor universal. ¡Debo reconocer
que ese mensaje se dirige a mí personalmente!
El hombre es responsable y está perdido, lejos
de Dios. Tarde o temprano tendrá que rendirle cuentas de la vida que recibió de
él. ¡Qué terrible situación! Pero Dios, quien es soberano (no tiene que rendir
cuentas a nadie), ama a su criatura y quiere su felicidad. Su mensaje, preciso
y claro, no nos deja hambrientos ni desanimados. En efecto:
- Dios es tan grande que no puede esperar nada
del hombre; y el hombre es tan pequeño que no puede llegar a Dios mediante sus
propios esfuerzos.
- Dios es santo, no puede soportar el más
mínimo mal. El hombre está ligado al mal y no puede hacer nada para salvarse a
sí mismo. Entonces Dios hizo todo para salvar al hombre perdido, ¡hasta
sacrificar a su Hijo! Dios quiere reconciliar al ser humano con él, no solo
para el futuro (después de la muerte), sino desde ahora, para que pueda captar
el verdadero sentido de su vida y vivirla con la fuerza de Dios. Cada uno debe,
pues, decidir:
- Rendirse ante Dios, creer en el medio que él
nos dio para nacer de nuevo, comprender nuestro destino y, a partir de
entonces, vivir una vida que valga la pena ser vivida.
- O no creer, creer “a medias” o solo imitar, y
permanecer perdido, sin certezas y sin paz.
(continuará el próximo lunes)
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