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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 1 de abril de 2021

Cuento: EL REY QUE NO QUERÍA BAÑARSE

 "Ventana abierta"

EL REY QUE NO QUERÍA BAÑARSE

Las esponjas suelen contar historias muy interesantes, el único problema es que lo cuentan en voz muy baja y para oírlas hay que lavarse muy bien las orejas.

Una esponja me contó una vez lo siguiente: En una época lejana las guerras duraban mucho, un rey se iba a la guerra y tardaba treinta años en volver, cansado y sudado de cabalgar, y con la espada tinta en chunchulín enemigo.

Algo así le sucedió al rey Vigildo. Se fue a la guerra una mañana y volvió veinte años más tarde, protestando porque le dolía todo el cuerpo.

Naturalmente lo primero que hizo su esposa, la reina Inés, fue prepararle una bañera con agua caliente. Pero cuando llego el momento de sumergirse en la bañera, el rey se negó.

-No me baño –dijo-¡No me baño, no me baño y no me baño!

La reina, los príncipes, la parentela real y la corte entera quedaron estupefactos.

-¿Qué pasa majestad? – Preguntó el viejo chambelán¬¬- ¿Acaso el agua está demasiado caliente? ¿El jabón demasiado frío? ¿La bañera demasiado profunda?
-No, no y no –contestó el rey- pero yo no me baño nada.

Por muchos esfuerzos que hicieron para convencerlo, no hubo caso.

Con todo respeto trataron de meterlo en la bañera entre cuatro, pero tanto grito y tanto escándalo formó para escapar que al final lo soltaron.

La reina Inés consiguió cambiarle las medias,-¡las medias que habían batallado con el veinte años!- pero nada más.

Su hermana, la duquesa flora le decía:

-¿Qué te pasa Vigildo? ¿Temes oxidarte o despintarte o encogerte o arrugarte..?

Así pasaron días interminables. Hasta que el rey se atrevió a confesar.

¡Extraño las armas, los soldados, las fortalezas, las batallas! Después de tantos años de guerra, ¿Qué voy a hacer yo sumergido como un besugo en una bañera de agua tibia? Además de aburrirme, me sentiría ridículo.

Y terminó diciendo en tono dramático: ¿Qué soy yo, acaso un rey guerrero o un poroto en remojo?

Pensándolo bien el rey Vigildo tenía razón. ¿Pero cómo solucionarlo? Razonaron bastante, hasta que al viejo chambelán se le ocurrió una idea. Mandó hacer un ejército de soldados del tamaño de un dedo pulgar, cada uno con su escudo, su lanza, su caballo, y pintaron los uniformes del mismo color que el de los soldados del rey. También construyeron una pequeña fortaleza con puente levadizo y con cocodrilos del tamaño de un carretel, para poner en el foso del castillo.
Fabricaron tambores y clarines en miniatura. Y barcos de guerra que navegaban empujados a mano o soplidos.

Todo esto lo metieron en la bañera del rey, junto con algunos dragones de jabón.

Vigildo quedo fascinado. ¡Era justo lo que necesitaba!

Ligero como una foca, se zambulló en el agua. Alineó a sus soldados, y ahí, no más inicio un zafarrancho de salpicaduras y combate. Según su costumbre daba órdenes y contraórdenes. Hacía sonar la corneta y gritaba:

-¡Avanzad mis valientes! Glub, glub. ¡No reculéis cobardes! ¡Por el franco izquierdo! ¡Por la popa…! Y cosas así.

La esponja me contó que después no había forma de sacarlo del agua.

También que esa costumbre quedó para siempre. Es por eso que todavía hoy, cuando los chicos se van a bañar, llevan sus soldados, sus perros, sus osos, sus tambores, sus cascos, sus armas, sus caballos, sus patos y sus patas de rana.

Y si no hacen eso, cuénteme lo aburrido que es bañarse.

Por Ema Wolf

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