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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

viernes, 30 de abril de 2021

REFLEXIÓN PARA EL VIERNES DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA. 30 - Abril - 2021

 "ventana abierta"

De la mano de María

Héctor L. Márquez (Conferencista católico)

REFLEXIÓN PARA EL VIERNES DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA

Continuamos nuestra ruta Pascual camino a Pentecostés y, para que no se nos olvide, la Primera lectura de hoy (Hc 13,26-33) nos recuerda que a Jesús, luego haber sido muerto y sepultado, “Dios lo resucitó de entre los muertos”.

La lectura evangélica, por su parte, nos presenta nuevamente otro de los famosos “Yo soy” de Jesús que encontramos en el relato evangélico de Juan (14,1-6), que nos apuntan a la identidad entre Jesús y el Padre (Cfr. Ex 3,14): “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí”. Jesús pronuncia estas palabras en el contexto de la última cena, después del lavatorio de los pies a sus discípulos, el anuncio de la traición de Judas, el anuncio de su glorificación, la institución del mandamiento del amor, y el anuncio de las negaciones de Pedro (que refiere a la interrogante de ese “lugar” a donde va Jesús).

Es ahí que Jesús les dice: “Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros”. Jesús utiliza ese lenguaje partiendo de la concepción judía de que el cielo era un lugar de muchas estancias o “habitaciones”. Jesús toma ese concepto y lo lleva un paso más allá. Relaciona ese “lugar” con la Casa del Padre hacia donde Él ha dicho que va. Eso les asegura a sus discípulos un lugar en la Casa del Padre. Y tú, ¿te cuentas entre sus discípulos?

“Y adonde yo voy, ya sabéis el camino”, les dice Jesús a renglón seguido, lo que suscita la duda de Tomás (¡Tomás siempre dudando!): “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?” Es en contestación a esa interrogante que Jesús pronuncia el Yo soy que hemos reseñado.

Vemos cómo Jesús se identifica con el Padre. Especialmente en el relato de Juan, Jesús repite que Él y el Padre son uno, que quien le ve a Él ha visto al Padre, y quien le escucha a Él escucha al Padre, al punto que a veces suena como un trabalenguas.

La misma identidad existe entre la persona de Jesús y el misterio del Reino. Él en persona es el misterio del Reino de Dios. Por eso puede decir a los testigos oculares: ¡Dichosos los ojos que ven lo que veis!, pues yo os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que veis y no lo vieron, quisieron oír lo que oís y no lo oyeron (Lc 10,23s). La llegada de Jesús, el misterio de su encarnación, es la llegada del Reino. El “Reino de Dios” no es un concepto territorial; ni tan siquiera es un lugar (como tampoco lo es el cielo). Se trata del Reinado de Dios; el hecho de que Dios “reina” sobre toda la creación. Y Jesús es uno con el Padre.

Él va primero al Padre. Ha prometido que va a prepararnos un lugar, y cuando esté listo ha de venir a buscarnos para que “donde yo esté, estén también ustedes”. Es decir, que nos hace partícipes de Su vida divina. También nos ha dicho que hay un solo camino hacia la Casa del Padre, y ese Camino es Él. ¿Te animas a seguir ese Camino?

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