Después, cuando las enfermeras revisaron sus míseras pertenencias, encontraron una poesía. Su calidad y contenido impresionaron tanto al personal, que todas las enfermeras querían una copia de la misma.
Una de ellas se llevó la copia a Irlanda. La única herencia que esta viejita legó a sus sucesores se hizo pública en la emisión de Navidad de las Noticias de la Unión para la Salud Mental de Irlanda del Norte. Este poema, sencillo pero elocuente, se presentó también con diapositivas.
Así esta menuda viejita de Escocia, sin posesiones materiales que legarle a este mundo, es la autora de este poema “anónimo” que circula por Internet.
La vieja malhumorada
Una vieja malhumorada, no demasiado inteligente, de costumbres inciertas, con sus ojos soñadores fijos en la lejanía.
La vieja que escupe la comida y no contesta cuando tratan de convencerla "Dele, haga un pequeño esfuerzo".
La viejita, quien ustedes creen que no se da cuenta de las cosas que ustedes hacen y que continuamente pierde el guante o el zapato.
¿Es esto lo que piensan? ¿Es esto lo que ven? Si es así, abran los ojos, hermanas, porque esto que ustedes ven no soy yo!
Soy una jovencita de dieciséis años, con alas en los pies, que sueña que pronto encontrará a su amado.
Mis hijos se alejan, tienen a sus propios hijos, pienso en todos los años que pasaron y en el amor que conocí.
Recuerdo los días felices y los tristes. En mi pensamiento vuelvo a amar y vuelvo a vivir mi pasado. Pienso en todos esos años que fueron demasiado pocos y pasaron demasiado rápido, y acepto el hecho inevitable que nada puede durar para siempre.
Por eso, ¡gente, abran sus ojos, abran sus ojos y vean! ¡¡Ante ustedes no está una vieja malhumorada ante ustedes estoy YO!!"
Recuerden este poema la próxima vez que se encuentren con una persona mayor y a quien tal vez esquiven, sin mirar primero su alma joven. Todos vamos a estar algún día en su lugar
Nunca se olviden de los viejos malhumorados.
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