"Ventana abierta"
Ligeros trazos del P. Gago sobre el Evangelio del Domingo - CICLO A.
Cuaresma
Cuaresma - 1º Domingo
Mt.
4, 1-11
Entonces
Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y
después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió
hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas
piedras se conviertan en panes.» Mas él respondió: «Está escrito: No sólo de
pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» Entonces
el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del
Templo, y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A
sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu
pie en piedra alguna.» Jesús le dijo: «También está escrito: No tentarás al
Señor tu Dios.» Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le
muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: «Todo esto te daré
si postrándote me adoras.» Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque
está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.» Entonces el
diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían.
Voy a pronunciar
ahora
tres palabras que no cotizan
en el discurso común y cotidiano:
ayuno, oración, limosna.
¿Qué puedo yo vender, con esta mercancía,
a un mundo
ansioso de poder, placer y bienestar,
buscador de emociones de piel,
de risas y diversión?
En el desierto ayunó y oró Jesús
antes de predicar las bienaventuranzas
y antes de padecer hasta la muerte en cruz.
Hoy colgamos un nombre ceniciento en nuestra puerta:
Cuaresma, tiempo de conversión.
Para la conversión
buenos son la limosna, el ayuno y la oración,
tres gestos que Dios sí admira y recompensa.
(De su libro “Minihomilías. Ciclo A”)
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