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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 26 de marzo de 2020

Arzobispo de Sevilla. JUEVES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA. 26 - Marzo- 2020

"Ventana abierta"


Archidiócesis de Sevilla


JUEVES DE LA CUARTA SEMANA


Un buen amigo me decía la otra tarde que en estos momentos apenas quedan motivos para la esperanza. Yo le vine a decir que en estos momentos necesitamos más que nunca el ancla de la esperanza para vivir, como necesitamos del oxígeno para respirar. Se dice que mientras hay vida hay esperanza, pero es más verdad a la inversa: mientras hay esperanza hay vida. La esperanza es el fundamento de la vida humana. La esperanza ha sido durante mucho tiempo la hermana menor, la pariente pobre de las virtudes teologales. En las homilías los sacerdotes hablamos poco de la esperanza.

El poeta Charles Péguy compara las tres virtudes teologales con tres hermanas: dos adultas y una niña pequeña, la niña Esperanza o una niñita de nada, como él mismo la denomina. Las tres van caminando de la mano, las mayores a los lados, la niña en medio. Todos los que las contemplan están convencidos de que son las mayores, la fe y la caridad, las que llevan a la niña Esperanza. Se equivocan: es la niña Esperanza, una niñita de nada, la que tira de las otras dos. Si ella se detiene, todo se para.

A poco que abramos los ojos a la realidad, observaremos que en las últimas décadas se ha obscurecido la esperanza en Occidente. Es fruto de la secularización de la sociedad, pues como afirmara Benedicto XVI, “el hombre necesita a Dios; de lo contrario queda sin esperanza” (SS 23). En los últimos cuarenta años se ha producido entre nosotros una especie de “eclipse de Dios”, una amnesia profunda de nuestras raíces cristianas. La desesperanza cunde exponencialmente en esta hora en la que algunos creen que Dios nos ha abandonado. ¿No será al revés, que hemos sido nosotros los que hemos olvidado a Dios? Volvamos a Él. “Sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro” (Benedicto XVI).

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla

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