"Ventana abierta"
DiariodeSevilla
JOSÉ MARÍA ARENZANA SEISDEDOS | PERIODISTA Y GUIONISTA DE TV
"Sin quererlo, las ONG han jodido la vida a África" / JUAN CARLOS VÁZQUEZ
ANA S. AMENEIRO 11 Diciembre, 2019 - 05:00h
Periodista de radio,
televisión y prensa, guionista de televisión y autor de infinitos documentales, Arenzana por su padre, médico de pueblo salmantino; Seisdedos por su madre, de Zamora,
y Pepe Masai en las redes sociales, José María Arenzana (Huévar del Aljarafe 1959) ha llevado su
bigote por conflictos de medio mundo, sobre todo en África. Va a publicar un
libro del horror de la guerra de Ruanda, cuyos recuerdos aún hoy le dejan sin
aliento. Adora su pueblo natal y sus personalidades que lucen más que la
corrupción política del municipio. Sus tres hermanos son médicos.
-El libro Ruanda 100 días de fuego sale
en la primavera de 2020 y cuenta en primera persona la dureza del genocidio que
vio.
-Este año en abril se ha cumplido el 25
aniversario de aquel horror. Estaba de guionista de televisión en el programa
de Carlos Herrera cuando viajamos a Ruanda en 1994 el fotógrafo Luis Davilla y
yo. El conflicto había estallado hacía mes y medio. Antes estuvimos dos meses
en Sudán (hoy Sudán del Sur) y por media África. En esa misma época había
conflictos abiertos en Liberia, Sierra Leona y Los Balcanes. Eran casi los
últimos conflictos bélicos a la vieja usanza, analógicos. No era desde luego
Vietnam, pero podías mirar a la cara a los combatientes, hablar con ellos,
negociar y verles hacer atrocidades.
LAS NUEVAS GENERACIONES DE AFRICANOS BIEN FORMADOS PIDEN QUE DEJE DE LLEGAR AYUDA HUMANITARIA
-¿Hoy es muy diferente?
-Sí, hoy nadie pregunta ni se
respeta a un periodista, es todo un saqueo. Las guerras se hacen por ordenador
y se retransmiten en directo. Todo es virtual, inhumano. Hoy vemos una vorágine
de yihadistas cortando cabezas a todo el que pasa, o desde ningún punto cayendo
misiles a dos mil kilómetros de distancia, apretando botones con drones. Así no
ves la guerra, lo que ves es sólo la destrucción.
-Fueron los primeros en España en traer ese material de Ruanda.
-No pudimos vender todo lo que
traíamos a la revista Panorama, del grupo Zeta, porque acababa de cerrar.
Lo vendimos por todo el mundo. En El País publicamos las primeras
crónicas que salieron de Ruanda en España. Envié los textos por fax como pude, escritos
en una cuartilla imposible.
-El libro también reflexiona sobre el papel de las ONG en África.
-Sí, porque a partir de 1971
las ONG han generado grandes contradicciones. En los campos de refugiados de
Ruanda se dieron cuenta de que estaban prestando asistencia a un ejército de
asesinos y de que en estos campos seguía produciéndose el genocidio cuando la
guerra había acabado. Cuando llegábamos por la mañana, encontrábamos a gente
degollada, envenenada. Cuando una facción de una guerra va perdiendo, si acudes
en su ayuda estás prolongando la guerra.
-Sobre este mismo tema está preparando un documental de Netflix.
-Se llama Víctimas SA. Es una
coproducción de Netflix y Canal Sur sobre las contradicciones que han generado
las ONG modernas en Etiopía, Sudán, Somalia y Ruanda. En cada uno de estos
países se produce un elemento de crisis en el comportamiento de las ONG. Así lo
contamos. Sin quererlo, las ONG han destruido la sociedad a la que hemos ido a
ayudar y a salvar. Les hemos ido a joder la vida.
-Explique por qué
-Cuando una ONG llega a un
territorio y quiere contratar a personal de esa localidad para integrarlo en su
proyecto lo que hace normalmente es negociar con el más chulo y matón del
barrio. Si eso sucede, el resto de la población entiende que el que manda ahora
es el matón, no el puto consejo de sabios que toma las decisiones desde hace
miles de años. Este consejo desaparece. Se destroza la estructura social.
Sucede sin maldad de la ONG.
-¿Y las organizaciones religiosas?
-Yo diferenciaría las de tipo
religioso del resto de ONG. Su concepto es sutilmente diferente de las demás
ONG. No puedo incluirlas en el mismo nivel.
-En Etiopía, ¿qué sucedió en los años ochenta?
-Es un caso muy sangrante. Es
un país lleno de agua por todas partes, salvo la zona desértica. ¿Una sequía en
Etiopía? Puede haberla en el desierto, pero al ser nómadas, se mueven a otra
zona ¿Qué sucedió aquí? Que un negrito encerró a su población para que se
muriera de hambre al darse cuenta de que la ayuda humanitaria podía llover en
cuanto apretara las tuercas a Occidente. Las ONG, empresas cuya misión es
sostener su actividad, nos bombardearon con imágenes horribles y la gente se
volcó mandando dinero. Los que habían encerrado a su población para que se
muriera de hambre aplaudían con las orejas cuando desembarcamos allí con
el We Are The world, we are de children con
alimentos y dinero a punta pala.
-Si las ONG en países en conflicto no ayudan sino todo lo contrario,
¿qué papel deberían tener?
-Podemos contribuir a ayudar a
que sus gobernantes garanticen un mínimo de estabilidad y seguridad jurídica
para su población, de respeto por los derechos y la dignidad humana, y tejer
las redes comerciales lo más justas posibles y que no fomenten el desfalco, el
robo, el latrocinio permanente de los gobernantes. Eso suponiendo que haya
gobernantes que estén por la labor de desarrollar su país. No podemos hacer
mucho más. Lo están pidiendo las nuevas generaciones de africanos bien
formados: que por favor deje de llegar la ayuda humanitaria.
-Después de estar en la guerra de Eritrea lo deja todo. ¿Por qué?
-Tuve la sensación de que me
estaba convirtiendo en un turista profesional. Acababa de lograr la
independencia tras casi 40 años de guerra. La revista GEO alemana nos
pidió un reportaje. Pero en GEO querían leer dónde tomar un daikiry por decirlo
de alguna manera. El peso de la realidad era tan fuerte que no podía
ocultársela al lector. No sé si porque intuía el cambio en el periodismo (se
estaba derrumbando en ese sentido clásico), les pedí que me devolvieran el
reportaje y me retiré de los viajes.
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