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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

miércoles, 18 de diciembre de 2019

La historia del árbol de Navidad

"Ventana abierta"

La historia del árbol de Navidad

Hace muchos años, más de los que puedo recordar, un ángel bajó desde el cielo para anunciar el nacimiento del Niño Jesús. Se presentó ante tres pastorcitos que trabajaban en el campo, invitándolos a marchar a Belén para conocerlo.


—Es el más hermoso bebé que hayan visto y hoy, Dios lo ha entregado a los hombres para mostrarles su amor incondicional —dijo el ángel.

Los pastores emocionados, decidieron ponerse en camino para ir a verlo.

—Le voy a llevar la lana de mis ovejas, para que su mamá le teja un suéter y no sienta frío —dijo uno.

—Yo le llevaré la leche de mi cabrita, para que no tenga hambre —dijo el otro.

—Y yo le puedo llevar una manta, para que lo arrullen en su cuna —dijo el tercero.

De pronto, detrás de ellos, una tímida vocecita habló.
—Yo también quiero ir a conocer al Niño Jesús, ¿puedo ir con ustedes?


Quien hablaba era un abeto, el cual al escuchar al ángel, sintió ganas de viajar también hasta Belén. Los pastores lo observaron asombrados.

—¿Pero tú cómo vas a venir con nosotros? Si eres un árbol y no tienes pies para caminar, ¡no puedes moverte de ahí!

Muy triste, el abeto se dio cuenta de que tenían razón y tuvo que verlos marchar. 

Poco después pasaron tres hombres vestidos elegantemente, que montaban sobre camellos e iban cargados con alforjas llenas de regalos, mientras contemplaban una brillante estrella en el cielo. Eran los Reyes Magos, que como los pastores, estaban acudiendo a ver a Jesús.


—¿Por qué estás tan triste, querido abeto? —le preguntaron al verlo tan decaído.

—Es que yo quería ir a Belén a adorar al Niño Jesús, pero como no tengo pies ni puedo moverme, nunca podré conocerlo.


Los reyes, conmovidos por su deseo, bajaron de sus camellos y sacaron todo tipo de adornos: cuentas, esferas de colores, figuras de oro y plata, incluida una estrella que dejó al árbol sin habla. Con estas cosas comenzaron a decorarlo para subirle el ánimo.

—Tal vez no puedas moverte de aquí, pero le vamos a enviar tus cariños al Niño Jesús. Y mientras tanto, tú te quedarás aquí, brillando para anunciar al resto de los pastores que ha nacido un nuevo rey.


Cuando terminaron de decorarlo, el abeto lucía tan hermoso, que por primera vez en mucho tiempo se sintió verdaderamente feliz y prometió a los Reyes magos que anunciaría la buena nueva a todos los viajeros que pasaran por ese camino. 
Y así fue. El árbol brillaba tanto y era tan llamativo, que algunas personas se acercaron para admirarlo y después se fueron a Belén siguiendo la misma estrella que guiaron a los Reyes Magos.



Desde entonces, cada año en Navidad es costumbre en muchos países colocar un árbol y decorarlo con los más bellos adornos. 



No todos lo saben, pero estos árboles representan al primer abeto, que con su bondad y sus buenas intenciones logró cambiar al mundo.
Y es que a veces, sólo basta una pequeña acción para lograrlo.


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