"Ventana abierta"
Ángelus
del 1 de diciembre de 2019
Hacia el final de su
reflexión Francisco afirmó que “la espera de Jesús que viene debe traducirse,
por lo tanto, en un compromiso de vigilancia”. Vigilancia que también significa
“estar atentos a nuestro prójimo en dificultad, a dejarnos interpelar por sus
necesidades, sin esperar que él o ella nos pida ayuda, sino aprendiendo a
prevenir, a anticipar, como Dios siempre hace con nosotros”.
Y concluyó invocando a María, “la Virgen vigilante y Madre de la esperanza”, a fin de que nos guíe en este camino, ayudándonos a dirigir nuestra mirada hacia la montaña del Señor, imagen de Jesucristo, que atrae a todos los hombres y atodos los pueblos hacia sí”.
El Papa:
“El Pesebre una manera genuina de comunicar el Evangelio”
Saludo del Santo Padre a las Delegaciones que
este año han donado el Pesebre y el árbol de Navidad. El belén este año
proviene de Scurelle, en la provincia italiana de Trento, mientras que el árbol
fue donado por el Consorcio de Usos Cívicos de Rotzo-Pedescala y San Pietro,
provincia de Vicenza, Italia.
Ciudad del
Vaticano
“Deseo de todo corazón a ustedes, a sus conciudadanos y a todos los
habitantes de vuestras Regiones, que pasen con serenidad y fraternidad la
Navidad del Señor. Que la Virgen María, que acogió al Hijo de Dios en la
debilidad de la naturaleza humana, nos ayude a contemplarlo en el rostro de los
que sufren, y nos sostenga en el compromiso de ser solidarios con las personas
más frágiles y débiles”, lo dijo el Papa Francisco a las Delegaciones que este
año han donado el Pesebre y el árbol de Navidad. El belén este año proviene de
Scurelle, en la provincia italiana de Trento, mientras que el árbol fue donado
por el Consorcio de Usos Cívicos de Rotzo-Pedescala y San Pietro, provincia de
Vicenza, Italia.
Solidaridad
con los afectados por los desastres naturales
En sus saludos, el Santo Padre expresó su gratitud y reconocimiento a las
Autoridades civiles, eclesiásticas y a los fieles de estas diócesis italianas
por la donación de estos dos símbolos religiosos navideños que hoy son
inaugurados en la Plaza de San Pedro, todos ellos unidos por el común recuerdo
de la tormenta del otoño pasado que devastó muchas zonas del Triveneto, al
norte de Italia. “El encuentro de hoy – precisó el Pontífice – me brinda la
oportunidad de renovar mi aliento a vuestras poblaciones, que el año pasado han
sufrido una catástrofe natural devastadora, con la destrucción de enteras zonas
boscosas. Son acontecimientos que nos asustan, son señales de alerta que nos
envía la creación, y que nos piden que tomemos de inmediato decisiones
efectivas para la protección de nuestra casa común”.
El
árbol de Navidad, un signo de esperanza
Al referirse a la inauguración del Pesebre y la iluminación de las luces
que adornan el árbol de Navidad, el Papa Francisco recordó que permanecerán
instalados hasta el final de las festividades navideñas, y que ambos serán
admirados por los numerosos peregrinos procedentes de todo el mundo. “Gracias,
queridos amigos, por estos dones, y también por los árboles más pequeños
destinados a otras áreas del Vaticano. He recibido con placer – puntualizó el
Papa – que en lugar de las plantas removidas, se replantarán 40 abetos para
reintegrar los bosques seriamente dañados por la tormenta de 2018. El abeto
rojo que han querido donar representa un signo de esperanza, especialmente para
sus bosques, para que puedan ser limpiados lo antes posible y así comenzar el
trabajo de reforestación”.
La madera, símbolo de la precariedad donde nació el Salvador
Asimismo, al explicar la
composición del Pesebre, el Santo Padre señaló que esta hecho casi en su
totalidad de madera y compuesto de elementos arquitectónicos característicos de
la tradición trentina, (de la zona de Trento), el mismo que ayudará a los visitantes
a disfrutar de la riqueza espiritual de la Navidad del Señor. “Los troncos de
madera, procedentes de las zonas afectadas por las tormentas, que sirven de
telón de fondo al paisaje – puntualizó el Pontífice – subrayan la precariedad
en la que se encontraba la Sagrada Familia en esa noche en Belén. El Pesebre
artístico de Conegliano, colocado en el Aula Pablo VI, ayudará a contemplar la
humilde gruta donde nació el Salvador”.
El
Pesebre una manera genuina de comunicar el Evangelio
Antes de concluir sus saludos a
las Delegaciones que donaron el Pesebre y el árbol de Navidad, el Santo Padre
recordó que hace unos días visitó Greccio, el lugar donde San Francisco hizo el
primer belén y desde allí publicó la Carta sobre el Pesebre, “Admirabile signum”. El belén, dijo el
Papa, “es un signo sencillo y maravilloso de nuestra fe y no se pierde, es más,
es bello que se transmita de padres a hijos, de abuelos a nietos. Es una manera
genuina de comunicar el Evangelio, en un mundo que a veces parece tener miedo
de recordar lo que realmente es la Navidad, y borra los signos cristianos para
conservar sólo aquellos de un imaginario banal, comercial”.
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