"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
CURACIÓN DEL ENFERMO DE LA PISCINA
1 Después de esto, hubo una fiesta de los
judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
2 Hay en Jerusalén, junto a
la Probática, una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco
pórticos.
3 En ellos yacía una
multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del
agua.
4 Porque el Ángel del Señor
bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se
metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que
tuviera.
5 Había allí un hombre que
llevaba treinta y ocho años enfermo.
6 Jesús, viéndole tendido y
sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: « ¿Quieres curarte? »
7 Le respondió el enfermo:
« Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y
mientras yo voy, otro baja antes que yo. »
8 Jesús le dice: «
Levántate, toma tu camilla y anda. »
9 Y al instante el hombre
quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar. Pero era sábado aquel día.
10 Por eso los judíos
decían al que había sido curado: « Es sábado y no te está permitido llevar la
camilla. »
11 El le respondió: « El
que me ha curado me ha dicho: Toma tu camilla y anda. »
12 Ellos le preguntaron: «
¿Quién es el hombre que te ha dicho: Tómala y anda? »
13 Pero el curado no sabía
quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel
lugar.
14 Más tarde Jesús le
encuentra en el Templo y le dice: « Mira, estás curado; no peques más, para que
no te suceda algo peor. »
15 El hombre se fue a decir
a los judíos que era Jesús el que lo había curado.
16 Por eso los judíos
perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado. (Jn.
5,1-16)
Jesús se pasea por los soportales de la
piscina de Betesda, en una de las fiestas de los judíos. Era sábado y mucha
gente había en la ciudad y en el Templo, paseándose también. Todos miran pero
no “ven” como Jesús, que ve el interior de cada hombre y sabe toda su historia
sin que nadie se la cuente…
Así vio Jesús a un hombre enfermo, pecador y
sin esperanza… sus pecados le han llevado a una parálisis, aunque el hombre no
lo reconoce hasta que Jesús se lo pone de manifiesto… Como siempre, Jesús
sintió compasión de él pues llevaba 38 años en este estado... Después de tanto
tiempo nadie se ocupaba de sus dolencias y lo que es peor, de su persona…
De repente, un desconocido le dice sin
preámbulos: “Quieres quedar sano”… Este hombre sintió renacer su esperanza y le
contó sus expectativas y deseos que parecían ya muertos en él… Jesús, le
escucha con atención y le dice: “Levántate, toma tu camilla y echa a andar”… El
paralítico obedeció con gran fe y se levantó a toda prisa… Nadie vio el milagro
porque había allí mucho barullo y en el tumulto, Jesús desapareció…
Pero el día en que fue curado el paralítico
era sábado y al ver los judíos, celosos de la Ley, a un hombre cargando con su
camilla, se escandalizaron y se lo reprocharon… Los fariseos eran muy
exagerados en la interpretación del precepto sabático. Meticulosos y
quisquillosos… Pero el hombre curado no estaba para estas sutilezas. Le parecía
que sólo un hombre de Dios es capaz de hacer lo que hizo con él y se hacía lenguas
ponderando a Jesús. Cuando le vuelven a encontrar en el Templo le advierte que,
en su caso, la parálisis le vino por sus pecados y le invita a que no vuelva a
su vida anterior, no le vaya a suceder algo peor…
A Jesús, lo que le interesa es la curación del
alma, no tanto la del cuerpo, aunque las dos van unidas, y salud en el cuerpo,
suele mejorar también el alma...
“El Padre obra en su Creación y el Hijo hace
lo que ha visto hacer al Padre”: salvar a los hombres de la muerte eterna…
Cura, sana, predica el Reino de Dios para que todos se conviertan al Señor… Ha
venido para enseñarnos el camino hacia el cielo y ¿qué mejor Maestro que el que
viene del cielo, nos lo puede mostrar?...
No nos entretengamos en nuestros pecados,
¡no estemos, a veces 38 años, paralíticos, sino acudamos a Jesús pronto y
oigamos de sus labios: “Levántate, echa a andar y no vuelvas a tu vida
anterior!”...
¡Esta salvación nos hará vivir en acción de
gracias, cantando y alabando a Jesús, el verdadero Médico! …
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