"Ventana abierta"
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández
La imaginación puede perturbarnos mucho en la oración porque nos lleva a todas partes y nos distrae. Pero no hay que luchar contra ella, porque es peor. Es mejor apartar dulcemente las imágenes interiores y dejarlas pasar, volviendo suavemente a la presencia del Señor. Pero también podemos pedirle al Espíritu Santo que sane y ordene nuestra imaginación para que nos ayude a orar. La imaginación es algo bueno y precioso si se la entregamos al Espíritu Santo.
Entonces, podemos imaginar las manos de Jesús que acarician, o sus brazos que
sostienen, o sus ojos que miran con serena ternura, o simplemente su rostro, su
figura que nos invita a un abrazo, o a descansar a su lado. Estas son buenas
maneras de introducirnos en su presencia. En ese encuentro, es posible que
imaginemos que él abre su pecho y derrama en nosotros ese manantial de fuego que
es el Espíritu Santo.
Así, el Espíritu Santo puede ayudamos con su luz, para que aprendamos a utilizar nuestra imaginación con habilidad y creatividad, de manera que sea nuestra aliada en la oración, y no nuestra enemiga.
Oración inspirada en la reflexión de Los Cinco Minutos del Espíritu Santo del 18 de septiembre
"Amado Jesús, en este nuevo día me acerco a ti con todo mi ser, incluyendo mi mente inquieta y mis pensamientos dispersos. Te pido que, por medio del Espíritu Santo, sanes y ordenes mi imaginación, para que no me aleje de ti, sino que me acerque aún más a tu presencia.
Ayúdame a visualizar tu amor y tu ternura. Que en mi corazón pueda imaginar tus manos sosteniéndome con firmeza y tus ojos mirándome con paz. Que mi mente, lejos de distraerme, sea un puente para encontrarme contigo de manera más profunda, como un amigo que me invita a descansar en su abrazo lleno de amor.
Espíritu Santo, ilumina mi mente para que todo lo que imagine sea reflejo de la bondad y la serenidad que tú quieres para mi vida. Que mis pensamientos se conviertan en un espacio sagrado donde pueda habitar tu paz y tu luz.
Hoy te entrego, Señor, mis luchas internas y mis distracciones, y te pido que transformes todo en un acto de encuentro contigo.
Amén".
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