"Ventana abierta"
Comentarios breves de D. José Cobo Cano, Obispo auxiliar de Madrid
Llanto de Jesús por su pueblo
Como Dios llora por su Hijo, como el padre del hijo pródigo, como Jesús por el amigo, así Cristo llora por su pueblo que no lo escucha ni acoge. Él, que es vida, se topa con la cerrazón de quienes ama. Viene a dar plenitud y estamos obcecados en no amarnos. Por eso ahora mira a cada ciudad, siente el dolor de los hijos que se cierran y sufre por su alejamiento. Su deseo es crear fraternidad, "que sean uno" y que amen la vida que trae. Dios quiere amar al mundo por medio de sus hijos y por medio del Hijo. Da lo que tiene para poner en marcha aquello que nos lleva a Él, pero andamos perdidos en nuestros individualismos, en las maldades que nos desgarran. Preferimos nuestros planes a los suyos. Llora. Y en sus lágrimas están las nuestras y las de tantos. Contienen todo el misterio de su amor y nuestra libertad. Pueden ser contempladas y reflejadas en tantos que con dios lloran.
Lloras con nosotros, Señor, y lloramos contigo al contemplar a tu pueblo. Cada lágrima es un misterio de tu amor y contiene tu consuelo.
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