"Ventana abierta"
Comentarios breves de Benjamín González Buelta, S.J.
María acogió la propuesta de Dios para ser la madre del Hijo encarnado. Esta experiencia le cambió la vida y la convirtió en la servidora de Dios y de su pueblo. No quedó encerrada en su dignidad, sino que salió a visitar a su prima Isabel para ayudarla en su embarazo inesperado, y para compartir con ella su secreto porque las dos podían comprenderse. El canto de María expresa su intimidad. En ella se unen la dicha y el compromiso.
A lo largo de toda su vida, María fue la gran creyente y servidora del plan de Dios en su vida cotidiana sencilla y desapercibida. Cuidó a su Hijo en los pequeños detalles de cada jornada hasta que se hizo un hombre y lo formó para que pudiese asumir su compromiso.
Fue llevada al cielo para estar al lado de su Hijo resucitado. Fue la primera de los creyentes en su vida sencilla de mujer campesina. Lo es también en la vida definitiva junto a Jesús resucitado. Nos sentimos cerca de María, y nos alegramos hoy en fiestas innumerables porque vemos reflejado nuestro propio destino en la cotidianidad sencilla de María, alma y cuerpo unificados, ya resucitada al lado de Jesús.
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