"Ventana abierta"
Comentarios breves de D. Benjamín González Buelta, S.J.
"Sed imitadores de Dios", dice Pablo a los cristianos de Éfeso (Efesios 5,1). Creados a imagen y semejanza de Dios, solo encontramos nuestra verdadera estatura y rostro propio en la relación con él, pues cuida y alimenta la originalidad de nuestra propia identidad con un cuidado absoluto. Al mismo tiempo, Dios alimenta todas las demás originalidades, las diferencias, desde las que constantemente nos cuestiona, enseña y enriquece. En Elías vemos a un hombre abatido hasta el deseo de morir, a Dios acercándose a su desencanto mortal, y cómo le habla desde la cercanía de una experiencia íntima, hasta que emprende el camino alimentado con el pan de ese encuentro.
El don de Dios se nos revela plenamente en el Hijo que "ha bajado del cielo". En él contemplamos la originalidad máxima en una novedad que será punto de referencia para siempre y para todos. En él comprendemos que Dios es alimento, pan, que muere para que nosotros vivamos. Somos invitados a entrar en el dinamismo de su vida a ser pan para los demás, a ser seguidores de Jesús desde el mismo amor que integró su persona y creó y, creó verdaderas relaciones con los demás, con la naturaleza y con Dios.
El don de Dios se nos revela plenamente en el Hijo que "ha bajado del cielo". En él contemplamos la originalidad máxima en una novedad que será punto de referencia para siempre y para todos. En él comprendemos que Dios es alimento, pan, que muere para que nosotros vivamos. Somos invitados a entrar en el dinamismo de su vida a ser pan para los demás, a ser seguidores de Jesús desde el mismo amor que integró su persona y creó y, creó verdaderas relaciones con los demás, con la naturaleza y con Dios.
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