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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

sábado, 29 de junio de 2024

RINCÓN PARA ORAR. "NO TEMAS, BASTA QUE TENGAS FE". Sábado, 29 - Junio - 2024

"Ventana abierta"

RINCÓN PARA ORAR

SOR MATILDE

NO TEMAS, BASTA QUE TENGAS FE

21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.

22 Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies,

23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.»

24 Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía.

25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años,

26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor,

27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto.

28 Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.»

29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal.

30 Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»

31 Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: "¿Quién me ha tocado?”»

32 Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.

33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad.

34 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.»

35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?»

36 Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe.»

37 Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.

38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos.

39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida.»

40 Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña.

41 Y tomando la mano de la niña, le dice: « Talitá kum », que quiere decir: « Muchacha, a ti te digo, levántate. »

42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor.

43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer. (Mc. 5, 21-43)

¡Oh la fe! Es el ancla que nos agarra a la vida eterna porque, ésta, es un bien en esperanza, pero la fe activa se ejercita en todo momento para decirnos que no estamos solos, que nuestra vida está amarrada en “el zurrón de Dios”, que es su misericordia sin tiempo.

Aquí, San Marcos nos relata dos momentos en el camino de la fe, con dos personajes: la mujer que sufría hemorragias y un jefe de la sinagoga. La primera, cree firmemente que, tocando el manto de Jesús, quedará curada y así fue: “tu fe te ha salvado, ella te ha curado de la enfermedad”. Porque, la fe tan viva arranca de Jesús gracia tras gracia. Tocar a Jesús con la fe, es decirle: “Tú eres Dios, Tú lo puedes todo y porque eres bondad infinita, estás deseando bendecirnos, ya ahora, sin esperar a la vida eterna en que “Jesús será todo en todos” y para siempre.

Pero quien reclama al Señor para un milagro es el jefe de una sinagoga: “echado a sus pies le rogaba con insistencia: “¡mi niña está en las últimas, impón las manos sobre ella y vivirá!”. Su fe le dice que, si Jesús pone sus manos sobre la niña, sanará. Pero, una fe más audaz podría haberle dicho: “Jesús, con que lo digas de palabra, sucederá”. En este caso, Él alabó esta confianza ciega en Él, cuando se lo dijo el centurión.

El Señor se conforma con nuestro “pequeño acto de fe” porque, sabe que esta crecerá con el tiempo y nuestra perseverancia, por la acción magnánima de su Espíritu Santo. No nos quiere enanos en nuestro abandono en sus manos. Y, alguna vez, quizás, podamos oír su voz que nos dice: “no temas, basta que tengas fe”. No te asusten las dificultades; no te eche para atrás al que te diga: “no molestes al Maestro porque pides que haga lo imposible”.

¡No, no Jesús, que nada nos paralice a la hora de esperar de ti lo que no puede ser humanamente!: “Yo me voy al Padre y todo lo que pidáis en mi nombre, Yo lo haré”… Y, “haréis cosas mayores que éstas". Esto es verdad porque tu Palabra no sabe mentir y siempre se realiza, además, “Tú eres la Verdad”.

¡Señor, en nuestro bautismo, plantaste en nuestro corazón la semilla de la fe y ¿qué más quieres que siga creciendo hasta la plenitud en Cristo? Es cierto que cada acto de confianza en Jesús hace crecer otro mayor y así caminamos en nuestra vida “de baluarte en baluarte, hasta la visión plena de Dios”. Pero ese crecimiento se debe exclusivamente al Amor que su Espíritu Santo va plantando en nuestro ser y activa nuestra voluntad.

La fe no se puede asir con los dedos de nuestro entendimiento. Al tratar de agarrarla para dar razón de ella, se nos escapa y quedamos como en el vacío. Pero Dios no quiere que vaguemos en la vaciedad de nuestros pensamientos, porque, aunque Dios nos lo regaló con nuestra naturaleza humana, después nos revistió de su fuerza y de su gloria para que pudiéramos dialogar con Él y hablar el lenguaje de los ángeles: las razones de la fe y la confianza en Él. Porque, “vemos claro Señor que Tú tienes Palabras de vida eterna y creemos y sabemos que, Tú, eres el Hijo de Dios”, que viniendo en nuestra carne nos ofreció el tesoro de la salud para el cielo”.

¡Haznos Señor, ciudadanos de la Gloria! ¡Qué busquemos los bienes de allá arriba! ¡Qué así sea! ¡Amén! ¡Amén!

  

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