ventana

ventana

Sean bienvenidos

Sean bienvenidos

Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 25 de enero de 2024

Reflexión: "GRACIAS, SEÑOR, POR EL DOLOR". Jueves, 25 - Enero - 2024

"Ventana abierta"

GRACIAS, SEÑOR, POR EL DOLOR
Web católico de Javier

Tras una larga y triste enfermedad como es la colitis ulcerativa crónica, y después de recibir la misericordia de Dios con una curación milagrosa, me pregunté: ¿para qué sirvieron estos catorce años de dolor? Y ahora encuentro la respuesta. Yo no sería quien soy ahora si no hubiera padecido la enfermedad. Yo era una persona vanidosa y altiva que despreciaba los malos olores y la comida insípida, y aprendí que aún en medio de perfumes, este cuerpo en el que habito algún día se descompondrá y por más perfumes y belleza, la gente huirá ante el olor fétido de la muerte... Aprendí que después de 3 días de "NADA VIA ORAL" yo, la "delicada", era capaz de suplicar por un simple pedazo de pan... Conocí la resistencia de este cuerpo frágil y maltrecho que después de seis días sin comer se resignó a no masticar alimento y ya ni siquiera quería soñar con manjares.

Aprendí que el dolor ennoblece a las personas y las sensibiliza, y las hace solidarias con sus semejantes, al punto de olvidar su propio dolor y conmoverse por el ajeno. Recuerdo en uno de mis muchos internamientos en que me ubicaron en un cuarto aislado donde sólo había dos camas, a la doctora de turno se le metió en la cabeza que lo que yo padecía era una pancreatitis ( luego se dieron cuenta que el diagnóstico estaba equivocado) y decidió ponerme sondas naso gástricas (mangueras por la nariz para evacuar el líquido estomacal), el dolor era insoportable, debido a que tengo el tabique nasal desviado y me introdujeron la manguera por la única fosa nasal que me permitía respirar quedé privada de ese "privilegio" y al hacerlo por la boca la sonda que pasaba por mi garganta me provocaba la sensación de tener un palillo de dientes asfixiándome en mi tráquea... grité cuanto pude a lo largo de cuatro horas con la intensión de conmover, o al menos desesperar a las enfermeras hasta que al fin, aunque fuera con el fin de callarme me quitaran el tormento de aquella sonda espantosa que me dejó traumada de por vida.

Al fin después de tanto escándalo y más por cansancio que por compasión, me quitaron la sonda y al fin pude respirar tranquila.
Cuando me volteé para ver al fin a mi compañera de cuarto, descubrí que era una mujer madura de unos 60 y tantos años, y tenía los ojos anegados de lágrimas y me dijo: 

- "¡Gracias a Dios! Gracias a Dios que al fin te quitaron ese martirio, yo he estado pidiendo al Señor todo este tiempo, no sabe cuánto la considero y tenía el corazón partido al verla sufrir así".

 Le agradecí por su oración y le pregunté por qué se hallaba allí. Me explicó algo acerca de una herida que se había hecho en un brazo y que se le había agravado debido a una diabetes severa que sufría, cuando me recuperé y pude incorporarme para ver su herida tuve que ponerme la mano en la boca para contener el grito, aquella herida abarcaba casi más de la mitad de la circunferencia de su brazo, a la altura del hombro y podía verse incluso parte del hueso. Al día siguiente, su esposo me contó que estaban a punto de amputarle el brazo y que estaban esperando un milagro... ¡Y ASÍ, EN ESAS CONDICIONES, ESTABA ORANDO POR MÍ! ¡POR UN MOMENTO OLVIDÓ SU PROPIO DOLOR, PARA INTERCEDER CONMOVIDA POR EL MÍO! Jamás había visto tal generosidad en alguien; y conforme pasó el tiempo y regresé repetidas veces al hospital, vi muchas más escenas como esa en las que en muchas otras ocasiones fui yo quien oró e intercedió por otros.

Esto fue lo que aprendí del dolor, esto fue lo que me dejaron 14 años de sufrimiento:
Aprender a valorar las cosas que tengo y no desear lo que está lejano, aprender a ser solidaria con mis semejantes, aprender que no soy más que nadie y que a la hora del dolor todas las lágrimas son saladas sin importar la clase social o el nivel académico. Aprendí sobre todo que Dios es el mismo para todos los que lloran, sean blancos o negros, viejos o jóvenes, letrados o ignorantes, buenos o malos... Todos lo invocamos por igual en medio de la desesperación y el dolor, y Él, como un Padre amoroso acude ante la llamada... sin excepción.

No hay comentarios: