"Ventana abierta"
Dominicas Lerma
PARA SABER MÁS...
LA HISTORIA DEL ÁRBOL NAVIDEÑO
Nuestro tradicional árbol de Navidad está
cargadito no sólo de adornos, sino también de sentido. Pero, ¿de dónde ha
salido este elemento navideño?
En principio, no encontramos referencias a
ningún árbol así en los Evangelios... pero sólo en principio.
Su origen hay que buscarlo en los antiguos
germanos, quienes adoraban al dios Odín, representado por un enorme encino, que
decoraban vistosamente cada solsticio de invierno.
Cuando san Bonifacio llegó por aquellas
tierras, se puso a predicar el evangelio con todo entusiasmo. Las gentes de
aquella zona eran nobles buscadores de la verdad, y comenzaron a escucharle. Lo
que predicaba el extranjero sonaba muy bien, pero había que resolver un dilema
crucial: ¿quién era el Dios Verdadero? ¿Odín... o Jesucristo?
A san Bonifacio se le ocurrió una forma drástica de
resolver el asunto: a hachazos.
Sí. Simplemente cogió un hacha y se dirigió
resueltamente hacia el árbol sagrado. Evidentemente aquel encino estaba
protegido por una millonada de maldiciones que caerían sobre el que se
atreviese a toserle...
San Bonifacio descargó el hacha... y no pasó
nada. No le cayó un rayo, la tierra no se abrió para devorarlo y las huestes
infernales se mantuvieron quietecitas y sin dar guerra. El pueblo entero estaba
asombrado, y nuestro santo continuó su labor de leñador hasta que taló el
árbol.
Los germanos dieron por válida la prueba, y
concluyeron que Cristo era el Dios verdadero. Y entonces san Bonifacio decidió
valerse del cariño que este pueblo tenía a los árboles para explicarles mejor
la Buena Noticia. ¡Hay que aprovechar lo bueno de cada cultura!
Y así montó una catequesis digna de cátedra,
que, a lo largo de la Edad Media, se fue extendiendo por toda Europa.
El resultado queda más o menos así:
San Bonifacio, en lugar del encino, colocó
como protagonista de la escena un abeto o un pino, árboles de hoja perenne,
para manifestar el amor constante, perenne de Dios por cada uno de nosotros.
Además, la forma de la copa de estos árboles
apunta hacia arriba, para señalar que no debemos centrar nuestra atención en
ellos, sino alzar los ojos hacia el Cielo, hacia la Casa de nuestro Padre, que
con amor creó todo...
¡Sí, la Creación! ¡Eso es el principio de la
Biblia! Y... ¿recuerdas un elemento importantísimo de los primeros capítulos
del Génesis? ¡¡El árbol del bien y el mal!! (¿Quién dijo que el árbol no era
bíblico?)
Para señalar el pecado, la tentación, la
caída, se colocaron manzanas colgando de las hojas. Éstas nos recuerdan que
fallamos a Dios... ¡¡pero Él siguió amándonos!!
Y, si en un árbol fuimos vencidos, en un árbol fuimos
redimidos. En efecto, desde el principio de la Iglesia, los santos hablaron de
“El árbol de la cruz”. ¡De nuevo el árbol!
Por ello, en muchos lugares, se tiene la
costumbre de colgar una oblea en las ramas del pino, símbolo de la Eucaristía,
el nuevo Fruto del árbol, el Pan de la Vida.
Viendo todo esto, no podemos más que
exclamar con el Pregón Pascual: “¡Oh, feliz culpa, que mereció tal Redentor!”.
Y, así, el árbol entero es iluminado con pequeñas luces, que representan la luz
de Cristo, que ilumina todo el árbol, ¡también las manzanas!
Finalmente, el árbol es coronado con una
estrella, que representa la fe. Ante el amor tan grande que el Señor nos ha
manifestado, nuestra respuesta debe ser la confianza, ¡creer en Su amor!, y
dejar que sea Él quien guíe nuestros pasos.
Con el paso del tiempo la catequesis se fue
perdiendo, quedando sólo el símbolo del árbol. Al perder sentido, las manzanas
se sustituyeron por bolas, dándoles múltiples significados: oraciones
(alabanza, doradas; petición, rojas...), actos de preparación de adviento (como
en el reto de hoy)... o, tristemente... simple decoración.
En otros lugares se tomó la costumbre de
incluir entre los adornos del árbol chucherías para los niños. Quizá fue sólo
una forma de hacer más dulce este elemento tan típico, pero, ¿no podríamos
pensar que es una manera de señalar... a ese tercer árbol del que habla la
Biblia, el del Reino de Dios? Ese del que los profetas dicen que da doce cosechas,
frutos para todos, con hojas medicinales... ese que forma parte de nuestra
Meta, de nuestro verdadero Hogar...
Creación, caída, Redención, Paraíso... ¡¡todo el anuncio
de la Salvación concentrado en un solo elemento!! ¿Alguien dijo que poner el árbol
de navidad “no tiene misterio”?
VIVE DE CRISTO
Pd: Para saber el significado de los elementos del Belén
(otro signo fundamental de la Navidad)... recomendamos leer la recién publicada
carta apostólica del Papa Francisco, ¡¡¡que lo explica mucho mejor que
nosotras!!! ¡Feliz Adviento!
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