"Ventana abierta"
Dominicas Lerma
Comentarios a la Palabra de Dios
DOMINGO I ADVIENTO
CICLO
A
-
EL SEÑOR VIENE -
Is, 2, 2-5
1
Lo que vio Isaías, hijo de Amós, tocante a Judá y Jerusalén.
2
Sucederá en días futuros que el monte de la Casa de Yahveh será asentado en la
cima de los montes y se alzará por encima de las colinas. Confluirán a él todas
las naciones,
3 y
acudirán pueblos numerosos. Dirán: « Venid, subamos al monte de Yahveh, a la Casa
del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos y nosotros sigamos sus
senderos. » Pues de Sión saldrá la Ley, y de Jerusalén la palabra de Yahveh.
4
Juzgará entre las gentes, será árbitro de pueblos numerosos. Forjarán de sus
espadas azadones, y de sus lanzas podaderas. No levantará espada nación contra
nación, ni se ejercitarán más en la guerra.
5
Casa de Jacob, andando, y vayamos, caminemos a la luz de Yahveh.
Es un poema del S. VIII, reproducido también por (Miq. 4,
1-3). Miqueas es el profeta pesimista e Isaías es el de la
paz, por ello le es más propio a éste el poema de este domingo (son
contemporáneos).
Isaías proclama la grandeza futura de Jerusalén en
el momento en que Senaquerib (a 701), rey de Asiria asalta la ciudad. Cuando
Jerusalén no es más que la capital de Judá y de Benjamín, Isaías le descubre
una vocación universalista.
a) (v. 5) su papel sobre las otras 10 tribus.
b) (v. 3.4) su papel sobre las naciones,
sobre todo.
Así hace Isaías de la Jerusalén futura y de la colina
de Sión, la montaña más alta del mundo (Sal. 48; 76; 15).
Este procedimiento se generaliza en los demás profetas
judíos, en quienes el pequeño Torrente Cedrón llegará a ser un
río infranqueable (Ez. 47) y la propia ciudad de Jerusalén estará
construida en el cielo (Ap. 21). Imágenes a hacer comprender la grandiosa
vocación de la futura Jerusalén y la parte de Dios en el triunfo de la misma.
De esta forma Jerusalén podrá cumplir también su misión
de paz a través del mundo que está ligada a la observancia de
la ley y será allí su lugar de origen como antes lo fue el monte
Sinaí.
Isaías participa de una corriente de pensamiento que
atribuía a Sión los privilegios adquiridos por el Sinaí.
Rm. 13, 11-14
11
Y esto, teniendo en cuenta el momento en que vivimos. Porque es ya hora de
levantaros del sueño; que la salvación está más cerca de nosotros que cuando
abrazamos la fe.
12
La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos, pues, de las obras de
las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz.
13
Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada
de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias.
14
Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para
satisfacer sus concupiscencias.
S. Pablo termina con unas consideraciones morales para
describir los elementos del sacrificio cristiano espiritual. Se ha referido
a la caridad que se ha de practicar con los miembros de la misma
comunidad, con todos los hombres y aún con los enemigos; a la sumisión
a las autoridades civiles; después hace una síntesis en que da las razones
de estas actitudes cristianas:
(v. 11) desde que han
empezado los últimos tiempos: “hemos pasado de la noche al día”. Cada “momento”, cada “hora” debe reproducir el clima de este paso a la
salvación.
- Una idea muy querida por S. Pablo es la
concepción del “momento
presente” (entre
la 1ª venida de Cristo y su retorno). Este tiempo está destinado a:
a) conversión de los paganos (Act. 3, 19-21; Rm. 11,
25...).
b) probar a los fieles (Ef. 6, 13; Rm. 8,11)
- Se trata de “poco tiempo” (I Cor. 7, 26-31) que se nos ha concedido para
encontrar el tiempo de Dios y vivir su vida eterna.
(v. 12) Las imágenes
que emplea el Apóstol tiene cada una su significado:
1) Las tinieblas: Tienen sentido peyorativo
en la S.E. = mal y sólo la gracia de Dios más nuestra conversión pueden
librarnos de ellas.
(v. 13-14) 2) La luz: es donde entramos
a la salvación.
3) La noche: es el tiempo de la “carne”, un tiempo fugaz, pero que desemboca en el tiempo de
Dios en el:
4) Día: en los “últimos tiempos”.
- Las imágenes 1 y 2 son morales y las 3 y 4
temporales. Ambas nos ayudan a situar el esfuerzo moral dentro de una
perspectiva histórica y temporal. Así, al esfuerzo moral se le llama “vigilancia” (Col. 4, 5; Ef. 5, 16; Gal. 6, 10) o “salida del sueño” (Mt. 25, 1-16; Lc. 12, 39-40; Ap. 3, 15-17).
- También lo describe con las imágenes del “desprendimiento” y “revestimiento” del hombre nuevo, que es Cristo, prototipo de la
nueva humanidad (Ef. 2, 15). Este revestimiento se hace primero en el bautismo
y después en la vida cotidiana (Ef. 4, 22-24) y hasta que nos revistamos de la
gloria de Cristo.
- En S. Pablo los temas “hora” y “vestido” sitúan la vida cristiana en el “tiempo” que transcurre entre la venida de Cristo y su
retorno, nuestro bautismo y nuestra resurrección. Nos muestran la dimensión
escatológica y teologal del cristiano.
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