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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 24 de octubre de 2019

Creer por experiencia propia. 18 - Abril - 2015

"Ventana abierta"


Creer por experiencia propia

18 - Abril - 2015

José Antonio Pagola

3 Pascua – B
(Lucas 24, 
35-48) 



Jesús resucitado. En última instancia es algo que sólo puede ser captado y comprendido desde la fe que el mismo Jesús despierta en nosotros. Si no experimentamos nunca «por dentro» la paz y la alegría que Jesús infunde, es difícil que encontremos «por fuera» pruebas de su resurrección.

Algo de esto nos viene a decir Lucas al describirnos el encuentro de Jesús resucitado con el grupo de discípulos. Entre ellos hay de todo. Dos discípulos están contando cómo lo han reconocido al cenar con él en Emaús. 



Pedro dice que se le ha aparecido. 
La mayoría no ha tenido todavía ninguna experiencia. No saben qué pensar.

Entonces «Jesús se presenta en medio de ellos y les dice: “Paz a vosotros”». 


Lo primero para despertar nuestra fe en Jesús resucitado es poder intuir, también hoy, su presencia en medio de nosotros, y hacer circular en nuestros grupos, comunidades y parroquias la paz, la alegría y la seguridad que da el saberlo vivo, acompañándonos de cerca en estos tiempos nada fáciles para la fe.

El relato de Lucas es muy realista. La presencia de Jesús no transforma de manera mágica a los discípulos. 
Algunos se asustan y «creen que están viendo un fantasma». En el interior de otros «surgen dudas» de todo tipo. 
Hay quienes «no lo acaban de creer por la alegría». 
Otros siguen «atónitos».

Así sucede también hoy. La fe en Cristo resucitado no nace de manera automática y segura en nosotros. Se va despertando en nuestro corazón de forma frágil y humilde. Al comienzo, es casi sólo un deseo. De ordinario, crece rodeada de dudas e interrogantes: ¿será posible que sea verdad algo tan grande?


Según el relato, Jesús se queda, come entre ellos, y se dedica a «abrirles el entendimiento» para que puedan comprender lo que ha sucedido. Quiere que se conviertan en «testigos», que puedan hablar desde su experiencia, y predicar no de cualquier manera, sino «en su nombre».

Creer en el Resucitado no es cuestión de un día. Es un proceso que, a veces, puede durar años. Lo importante es nuestra actitud interior. Confiar siempre en Jesús. Hacerle mucho más sitio en cada uno de nosotros y en nuestras comunidades cristianas.

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