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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 28 de octubre de 2018

El ciego Bartimeo. 28 - Octubre - 2018

"Ventana abierta"


Reflexión
Los Bartimeos de hoy


Llegaron a Jericó. Más tarde, cuando Jesús salía del allí acompañado por sus discípulos y por bastante gente, el hijo de Timeo, Bartimeo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Cuando se enteró de que era Jesús de Nazaret quien pasaba, se puso a gritar: ¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!
Muchos lo reprendían para que se callara. Pero él gritaba más todavía: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo y dijo: llámenlo. Llamaron entonces al ciego, diciéndole: Ánimo, levántate, que te llama.
Él, arrojando su manto, se levantó rápidamente y se acercó a Jesús. Jesús dirigiéndose a él, le dijo: ¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: Maestro, que recupere la vista. Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y al momento recuperó la vista y lo seguía por el camino. (Marcos 10, 46 – 52)
Bartimeo clamó a Jesús que tuviera compasión de él, bien dice Mateo 12, 34: “de la abundancia del corazón, habla la boca”. No clamarías al Señor si tu corazón no estuviera abierto a Él.
Muchos querían hacer que Bartimeo se quedara callado, pero a pesar de eso Jesús lo escucha; así sucede contigo, el mundo busca callar tu clamor al Señor, busca impedirte un encuentro vivo y personal con Él. Jesús así como con Bartimeo, sin importar los cantos del mundo, escucha tu llamado porque para Él es especial, ya que un corazón que lo busca y lo anhela, Él no lo desprecia así que te llama, sale a tu encuentro y se queda contigo.
Bartimeo al escuchar que Jesús lo llama, se levanta y hace algo muy inusual y que quizá para muchos, pasa desapercibido; ARROJA SU MANTO y se acerca a Jesús y despoja así de su viejo yo, lo cual es el llamado al que Cristo nos invita, a despojarnos de los trapos viejos y a revestirnos de su Gracia Santificadora.
Jesús atiende el llamado de los que lo invocamos, pues para Él todos somos valiosos; no se fija más que sólo en nuestro corazón.
Como Bartimeo, dejamos de ser Ciegos hasta que conocemos a Jesús; “Para que Abran sus ojos y se conviertan de las tinieblas a la Luz; de la potestad de satanás a Dios, para que Reciban por la fe que es en Mí, el perdón de sus pecados y la herencia de los Santos” (Hechos 26, 18).
Sólo el Señor puede dar luz a la vida, sólo el reunirse, encontrarse, estar con Él, puede hacer que nuestra alma reciba su vista, pierda su ceguera y solo su morada en nosotros, su estancia en nuestro corazón puede vivificarnos y hacernos brillar. Ser la luz en la oscuridad.
Quizá en este momento, te pueden encontrar con mil y una dudas, así como pudo haber estado Bartimeo antes de clamar a Jesús, pero si él no hubiera clamado a Jesús y tenido un encuentro cara a cara con Él, se hubiera quedado ciego para toda su vida.
Si bien es cierto, Jesús en su vida pública, no sanó a todos los ciegos que había en ese entonces, pero sí sanó a todos los que lo buscaron, a los que clamaron a Él y pidieron ser sanados y recibir la vista.
Él sólo quiere como cada día que pasa junto a Ti y espera, que tú quieras llamarle, invitarle y abrirle la puerta de tu corazón y hacerlo el Señor de tu vida. Quiere que como Bartimeo, no te encierres en tus dudas del qué dirán si lo hago el Señor de mi vida, ni que te quedes callado, ni siquiera encadenado a tu pasado, cualquier momento es el momento de clamar al Señor, llamarlo e invitarlo a que entre en tu corazón y rompa las cadenas que te atan y te hacen un esclavo más del mundo.
Clama como Bartimeo: “Jesús ten compasión de mí” Y Él te escuchará, se detendrá, te llamará por tu nombre y se quedará contigo. “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3, 20).
Tan sólo ten Fe, esa es la llave que abre la puerta de tu corazón a la promesa que tiene Jesús para ti, y ten Paciencia que es lo que la mantiene abierta hasta que ésta se cumpla.
Artículo escrito por católico con acción David López

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