"Ventana abierta"

El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador, pero cuando esta Madre es María, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestra vida. Piensa, pues, con frecuencia en María, tenla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos.
SI VAS CON ELLA, NO PERDERÁS EL RUMBO

ÁNGELUS
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA
María mediadora, es el canal de la gracia y de las gracias que han de obrar en los hombres la renovación de la fe y de la vida cristiana, y es a la vez el camino que ha de conducirlos a Jesús con la mayor facilidad y el menor riesgo.
María lleva en pos de sí los corazones de los pueblos, cuanto más marianos son, más cristianos se sienten, y cuanto más cristianamente viven, más se acercan a María.
VIRGEN MARÍA, VERDADERAMENTE BENDITA, QUE CAMBIASTE EN BENDICIÓN LA MALDICIÓN QUE PESABA SOBRE EVA, ENSÉÑANOS A BENDECIR LOS DONES DE LA VIDA.
Padre Nuestro
Ave María...
Gloria...
♡VIRGEN
DE LOS REMEDIOS, MÉXICO♡
Es la imagen más antigua que se venera en
México, en Virtud de que fue traída por un soldado del ejército de Hernán
Cortés durante la Conquista.
La imagen de la Virgen de los Remedios llegó a
tierras mexicanas en 1519 con Juan Rodríguez de Villafuerte, quien la trajo de
Vasconia, España, como protectora en su viaje de conquista. Fue en Veracruz
donde presidió la primera misa que se hizo en México, el 21 de abril de 1519
La Virgen de los Remedios es una advocación
mariana que numerosas ciudades han tomado como su patrona, y muchas iglesias y
templos están consagrados a su nombre.
La difusión de la advocación mariana de
"Los Remedios" fue llevada a cabo por la Orden de la Santísima
Trinidad, los Trinitarios, congregación fundada por San Juan de Mata y San Félix
de Valois, y aprobada por el Papa Inocencio III; extendiéndose a partir del
siglo XIV por Europa y América Del latín remedius, acepción de
"auxilio" (siglo XVI).
EL INICIO DE LA ADVOCACIÓN EN ESPAÑA
Entre la nobleza visigoda de Toledo, en los
inicios del ya muy lejano siglo VIII, y aventuras de guerreros mercenarios
extremeños de la época de Hernán Cortés, a finales del siglo XV, enmarcan a la
pequeña imagen de la Virgen de los Remedios y el diminuto "niño" que
sobre su pecho alberga.
Trataré de ubicar primeramente, en el tiempo y
el espacio, a la imagen que al pasar de los siglos sería conocida como Virgen
de los Remedios, y para ello, recordemos previamente que los visigodos
dominaron a España del 412 al 711 de nuestra era y que allá por el año 700, la
nieta del entonces ya fallecido Rey Chindasvinto, llamada doña Luz, y a quien
la crónica de la época pinta como a una hermosa mujer, era objeto de tenaz
persecución amorosa por parte del Rey Witiza, monarca en turno de la imperial
Toledo.
No obstante que el rey no dejaba ni a sol de
campo ni a sombra de castillo a doña Luz, ésta se unió secretamente con don
Favila, duque de Cantabria, de quien, secretamente también, tuvo un niño (éste
sería, con los años, don Pelayo, Libertador de España). Antes de que el ya
receloso monarca lograra descubrir la prueba del "pecado", doña Luz
hizo subrepticiamente sacarlo del castillo y, en una muy superada versión de la
leyenda del patriarca Moisés, el infante, acompañado por una pequeña Virgen
María y su niño, fue cuidadosamente acomodado en una arca que una camarera de
doña Luz depositó sobre las aguas del río Tajo, allá en Toledo.
Después de un recorrido de casi 40 leguas,
según leyenda, el arca, sobre el mismo río Tajo, fue vista y resaltada en un
sitio aledaño a la Villa de Alcántara (Extremadura) por el noble don Garfres,
quien ahí se hallaba ejercitándose en la cacería. Aquel caballero descubrió
también, al lado del infante, unas joyas y una casa del origen noble del niño,
sin dar ninguna noticia de quiénes eran sus progenitores.
Don Garfres condujo y adoptó en su castillo al
Niño, y a la Virgen la entregó a la iglesia de Santiago, ya desaparecida, de la
Villa de Alcántara. Casi ocho siglos después, ya por algún extraño privilegio,
o tal vez por un acto de compraventa, el cura de aquella iglesia entregó la
Virgen a un soldado extremeño que habría de partir a la guerra de Italia.
Cuando este soldado regresó de su aventura, a su villa natal, y supo que su
hermano Juan Rodríguez de Villafuerte se enlistaría entre los hombres de Cortés
para venir a "la conquista de las Indias", aquí al Nuevo Mundo, le
aconsejó a éste traer consigo aquella Virgen, diciéndole que a él le había no
solamente dado fortuna, sino también la había remediado sus heridas.
De ahí, posiblemente, el nombre de Virgen de
los Remedios.
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.
