"Vuelvo a mis raíces".
Charli.
Como el "Hijo pródigo" que arrepentido y roto de dolor volvía de regreso a casa de su padre, así hoy,una vez más, me enfrento a un nuevo domingo con ganas de abrazar con todas mis fuerzas a la vida.
Porque aquel que tiene un sólo por qué, para vivir, se puede enfrentar a todos los cómos.
Esta semana, acorralado otra vez por aquellos que han decidido hacer de nuestro país una tienda de campaña perpetua, he vuelto a revivir la indescriptible sensación de ser cristiano y de sentirme un indigno, pero orgulloso hijo de esta Iglesia que siempre me ha cuidado como una madre.
Con la inminente visita del Papa a este país, que presume de ser tan civilizado, se han encendido todas las alarmas y han saltado todos los censores de humo, merced a un fuego, que en forma de llamaradas -y no precisamente del Espíritu Santo- se ha extendido como la pólvora y está haciendo, de la cuna y del requiebro y el chotís, una referencia implícita a la república.
Y yo me pregunto:
¿Por qué si se están manifestando en contra de un sistema gubernamental, se obcecan insultando a Dios y a su Iglesia, que no tienen absolutamente nada que ver en esa guerra de poderes?
"Dios no existe". Los anarquistas.
Así rezaba el lema de una pegatina que colocaron al lado de mi trabajo. Así, por el dibujo de una calavera en una cruz, sustituyendo el lugar de Jesucristo, y con la rúbrica "La Iglesia es enemiga de la vida", mostraban su indigmación por todo el mal que hace la Iglesia, y por llevar siglos contribuyendo a la creación del infierno en la tierra.
Me llamó la atención ver que a un joven de los que protestaba -y que curiosamente luego estaba pidiendo una monedita en la puerta del metro- le sobresalía un móvil 3G de última generación en el bolsillo, con pantalla táctil y cuatro bandas y probablemente con Internet, un detalle un tanto incongruente, que tal vez ofrece una respuesta al eslogan de que "Dios no existe, pero los anarquistas sí".
Sin embargo, como es domingo, es el Día del Señor, y hay otros menesteres que realmente merecen mucho más la pena, voy a sonreir escuchando esta bonita canción; el canto que inspiró a San Felipe Neri el Patrón de los humoristas, y un santo con un corazón que se consumía de gozo... Con esa alegría hoy volvemos a la Casa de nuestro Padre, para descubrir, que detrás de cada tienda de campaña que levantan contra Dios; Jesús, como con Pedro, Santiago y Juan, se transfigura de nuevo, y hace una tienda para cada uno de nosotros.
Al final, cuando emprendes el camino, descubres que no hay mayor libertad que depender de Dios, y eso es sin duda alguna, la mejor aventura del mundo.
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