Páginas

martes, 8 de marzo de 2011

SED ALEGRES. Benedicto XVI.



Mis queridos jóvenes:
El joven rico del Evangelio, después de que Jesús le propuso que dejara todo y le siguiera, se marchó triste porque estaba demasiado apegado a sus bienes (Cf Mt 19,22).

¡En cambio en vosotros leo la alegría!
Y también esto es un signo de que sois cristianos: de que para vosotros Jesucristo vale mucho; aunque sea exigente seguirle, vale más que cualquier otra cosa.

Habéis creído que Dios es la perla preciosa que da valor a todo lo demás: a la familia, al estudio, al trabajo, al amor humano... a la vida misma.

Habéis comprendido que Dios no os quita nada, sino que os da "el ciento por uno" y hace eterna vuestra vida, porque Dios es Amor infinito: el único que sacia nuestro corazón.

Me gusta recordar la experiencia de san Agustín, un joven que buscó con gran dificultad, por largo tiempo, fuera de Dios, algo que saciara su sed de verdad y de felicidad.
Pero al final de este camino de búsqueda comprendió que nuestro corazón no tiene paz hasta que encuentra a Dios, hasta que descansa en Él (cf Confesiones 1,1)

Queridos jóvenes:
 ¡Conservad vuestro entusiasmo, vuestra alegría, aquella que nace de haber encontrado al Señor, y sabed comunicarla también a vuestros amigos, a vuestros coetáneos!



No hay comentarios:

Publicar un comentario