Sus nervios están hechos a prueba de problemas.
Apunta en todo como líder.
Tiene carisma.
Es incisivo, delicado, o culto si hace falta.
Se le ve fuerte y elegante.
Su talante impresiona.
Pertenece a una especie peculiar que funciona con ventrículos de empresa.
Domina el idioma de su clase.
Sabe elegir secretarias.
Asiste a comidas de trabajo.
Olfatea la Bolsa, intuye la Fluctuación, la pérdida de la Divisa.
Opina sobre las Multinacionales.
Tiene amiguetes importantes.
En el Banco habla con el Presidente.
Para pagar en cualquier parte, sólo firma.
Mira su reloj de ejecutivo y la agenda, y no puede parar.
Ha muerto un buen amigo, pero no puede parar.
Se siente cansado y tiene ganadas vacaciones, pero no puede parar.
Es su Aniversario de Bodas, pero no puede parar.
La empresa acusa déficit, no puede parar.
Unas pocas líneas en el periódico hablan del accidente.
Hubo de frente una señal de stop, pero no pudo parar.
Junto a otras, una corona de empresa.
Alguien le habló de Cristo, pero él no escuchó, no podía parar.
Llora su viuda que lo presentía todo.
Hacía muy poco quería leerle la Palabra de Jesús.
¿De qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?
Pero, ¡ay!, él no podía parar.
El hombre sin Dios es un ciego destinado a caer en el hoyo,
y solamente Cristo puede abrirle los ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario