"Ventana abierta"
Ángelus
NO DEMOS OÍDO A LOS QUE NOS HABLAN DE LOS DEFECTOS AJENOS
No debemos dar oídos a los que nos hablan mal de los defectos ajenos, porque hablarán también de los nuestros a los demás; se crearía así un ambiente propicio a la murmuración, a la calumnia, al juicio temerario y, en este ambiente, la paz y la concordia son imposibles.
Y solo cuando tenemos paz y concordia entre nosotros, puede darse el fruto de la paz que es la justicia.
¡No demos oídos al mal y hablemos siempre el bien!
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