"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
MARTES DE LA X SEMANA DEL TIEMPO
ORDINARIO
En el evangelio de
hoy, el Señor nos dice que los cristianos somos luz del mundo y sal de la
tierra. Nos dice también que no se enciende una vela para meterla debajo de un
celemín, porque el faltaría oxígeno y se apagaría. Hemos de ponerla sobre el
candelero para que alumbre a todos los de casa. Esta palabra de Jesús nos
recuerda la dimensión apostólica de nuestro bautismo. Todos estamos llamados al
apostolado y al anuncio de Jesucristo a nuestro mundo.
Es evidente que la secularización está avanzando con una
velocidad de vértigo. Avanza también con celeridad el laicismo militante que
pretende arrojar a Dios de la vida pública y arrancarlo de la conciencia de los
pueblos. Muchos contemporáneos nuestros han perdido la experiencia de Dios, que
ha desaparecido del horizonte de su vida diaria. En este ambiente de apostasía
silenciosa y de olvido de Dios, los cristianos no tenemos tiempo que perder.
Nada necesita nuestro mundo con más urgencia que a Jesucristo, el único que
puede dar respuesta a los grandes problemas de nuestro mundo, a la soledad y la
angustia de tantos hermanos nuestros.
Teniendo en cuenta que la fe se robustece dándola, hoy
es más urgente que nunca el anuncio de Jesucristo vivo y resucitado ante un
mundo indiferente a la fe, que pretende vivir como si Dios no existiera.
Efectivamente, la Iglesia nos necesita para anunciar a Jesucristo con la
palabra explícita, sin miedo ni vergüenza, y también con el testimonio
elocuente y atractivo de nuestra vida, de modo que los no creyentes y los que
se han marchado, se reencuentren con Cristo y también ellos participen de la
mesa cálida y familiar de la Iglesia.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla
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