"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
LUNES DE LA X SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
“El auxilio me viene
del Señor, que hizo el cielo y la tierra”. Con estas palabras del salmo 120
respondemos a la Palabra de Dios en la Eucaristía de hoy. Con ellas
reconocemos que en la vida cristiana todo es gracia, pues es el Señor el que
nos da el querer y el obrar por medio de su Espíritu. Todo lo que somos y
tenemos lo hemos recibido de Dios de forma liberal y gratuita. Esto es así en
el orden natural: el don de la vida, que cada mañana redescubrimos al despertar,
el pan que robustece nuestras fuerzas, el agua que sacia nuestra sed, nuestra
familia y amigos, nuestros talentos y cualidades, todo es puro don de Dios.
Esta gratuidad es
mucho más real y verdadera si ascendemos al orden sobrenatural: somos cristianos
por pura misericordia de Dios, que permitió que naciéramos en el seno de una
familia cristiana que nos transmitió la fe y que pidió para nosotros la gracia
del bautismo, que nos hizo hijos de Dios, miembros de Cristo y miembros de la
Iglesia.
Nuestra perseverancia
actual, cuando tantos han abandonado a fe o la práctica religiosa, es mérito
indiscutible de la misericordia de Dios, que nos sostiene de la mano. De ahí la
importancia de la oración. Sin intimidad con el Señor, si no vivimos junto a la
corriente del agua viva, no hay perseverancia, pues como dice san Pablo, “ni el
que planta es algo ni el que riega, sino Dios que da el incremento”. Es lo
mismo que rezamos con el salmo 126: “Si el Señor no construye la casa, en vano
se cansan los albañiles” y “si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan
los centinelas”.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
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