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miércoles, 20 de febrero de 2019

La fábula del valiente

"Ventana abierta"


La fábula del valiente


El día que se cayó de su caballo me encontraba observándolo hacer sus piruetas y sus ejercicios de trote. Allí charlando junto a una buena amiga y su hijo ya adulto, también con autismo,  veo como en segundos se desliza y cae a tierra. Mi reacción instintiva fue correr hacia él, pero mi amiga me detuvo: “No fue grave, déjalo! él lo puede hacer solo”.
En medio de mi angustia lo veo sacudirse, mirarse sus rodillas, sus brazos y volver a montar su animal con la ayuda serena del mejor instructor que haya conocido. Porque a él no le gusta quedarse en el suelo, este chico es de retos.
Los demás caballos, cinco si mi memoria no me falla, se acercaron en un signo que en principio interpreté como curiosidad. Agacharon sus cabezas y rascaron la tierra con sus patas.

Luego me dijeron que eso en “lenguaje de caballos” significa que este pequeño se había ganado el respeto y la admiración de ellos, de sus amigos, los caballos.
Sólo me acerqué a tomar la imagen que ven abriendo esta entrada. La evidencia de una fábula que me dejó muchas lecciones aprendidas.
Ese día reconocí al valiente, al guerrero, al invencible.
Me sentí un poco sorprendida al ver a estos humildes y a la vez imponentes animales reconocer esa valentía antes que yo.
Quizá así es esta sociedad, así es el mundo…Todo en el autismo se ve desde la dificultad y el defecto de obligatoria corrección. Olvidamos la fortaleza con la cual vienen dotados para compensar las dificultades innegables de la condición. Nos perdemos de admirar su valentía cegados por su aparente vulnerabilidad.
Y como toda fábula debe cerrar con moraleja…
Estén atentos a las lecciones que la vida les enseña a través de estos seres maravillosos, nuestros hijos y observemos desde el corazón sin tanta razón, así como lo hace la naturaleza. Esa que los ve como son: Perfectos.

Extraído del blog
“Burbujitas de Esperanza”
Autismo con corazón

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