"Ventana abierta"
HOY EL RETO DEL AMOR ES
TENER LOS OJOS ABIERTOS
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
VIGILANDO LA PUERTA
Llaman al timbre...
-¡Ave María purísima! -dije amablemente.
-¡Sin pecado concebida! -me respondió una voz al otro
lado. Y, sin darme tiempo para intervenir, añadió- ¡Hola, muy buenas! ¿Qué tal
estás?
El torno tiene un detalle a tener en cuenta: oyes a la
persona... pero no la ves. Ni idea de quién me estaba hablando. En menos de un
segundo, repasé mentalmente las voces de amigos y conocidos. No, no era ninguno
de ellos. Y a mí, esas confianzas, no me dieron buena espina.
-Estoy bien, gracias -contesté- ¿Y tú?
-También muy bien. Anda, llama a la Priora y dile que me
abra la puerta.
¡¡Hasta ahí podíamos llegar!! ¿¿Pero quién se creía que
era?? ¡Llamar a la Priora y pedir que abran la clausura! Manteniendo la calma,
dije:
-Perdona, pero, ¿quién eres?
Si le pedí sólo el nombre fue por pura educación. Por
mí, le hubiera pedido el DNI y una prueba de la huella dactilar. Como mínimo.
Al otro lado del torno, sonó una carcajada entre
divertida y sorprendida.
-¡Pero, mujer! ¿No conoces a una de tus ovejas?
¡¡Ay, ay, ay!! ¡Era sor Carmen! Como es Madre Federal,
había salido a hacer una visita a otro monasterio. No la esperaba, ¡y no la
reconocí! Poco más... y la dejo durmiendo en el portal.
Al llegar a la oración, me di cuenta de que precisamente
eso fue lo que le pasó a Jesús: ¡le dejaron durmiendo en el Portal! “Vino a los
suyos, y los suyos no le recibieron” (Jn 1, 11).
¡Cuántas veces puede ocurrirnos eso! Cada día, el Señor
pasa un montón de veces a nuestro lado, pero de forma tan humilde, tan
sencilla... Por amor se arriesga incluso a pasar desapercibido. ¿Tendremos ojos
para reconocerle?
“Señor”, le dije, “ya ves lo despistada que soy...
¡igual llegas y no me doy cuenta!”
Entonces recordé la frase de sor Carmen: “¿No conoces a
una de tus ovejas?”
Y, ¿quién tiene ovejas? ¡¡Los pastores!! Seamos claros:
ellos estaban despistados aquella primera Navidad. Para que se enteraran de
algo, no se les apareció un ángel, ¡necesitaron todo un coro celestial!
Si el Señor fue tan delicado con aquellos pastorcicos,
¡también lo es con nosotros!
¿Cuántos ángeles tienes en tu vida? ¿Cuántas personas te
han ido enseñando a descubrir al Señor? ¡Ahí tienes tu particular coro
angélico!
Hoy el reto del amor es tener los ojos abiertos. ¡Aún
queda mucha Gracia para ti esta Navidad! Te invito a que hoy estés atento a un
detalle, una palabra... que te haga exclamar: “¡Es el Señor!”. Pero, si te
sientes también un poco despistado, ¡hoy da gracias al Señor por ese ángel que
ha puesto a tu lado para guiarte a Él! ¡¡Feliz Navidad!!
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
©Producciones es El- Vive de Cristo (Dominicas Lerma)
Prohibido cualquier reproducción para uso comercial. Sólo se permite un uso para actividades de evangelización siempre que se publiquen sin ningún tipo de modificación.
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