Páginas

martes, 19 de abril de 2011

Martes Santo.


Si hoy escucháis la Voz de Dios no endurezcáis vuestro corazón, y la Voz de Dios nos habla de una manera tan clara, tan cercana, tan honda...,en la vida, en la Pasión, en la Muerte de Nuestro Señor Jesucristo...

Estos días, por las calles y los barrios de Sevilla, vemos unas escenas siempre nuevas y siempre repetidas, el dolor de Jesucristo que camina siempre para cumplir la Voluntad del Padre y ofrecer la salvación a todos, y el sufrimiento de su Madre Santísima viendo a su Hijo padecer tanto suplicio.

La Semana Santa no es para verla, es para sentirla en lo más profundo de nuestra fe.
La Semana Santa no es un desfile de escenas y pasos ciertamente hermosos.

La Semana Santa es acompañar esas escenas con una vida de verdad en coherencia con la fe que tenemos.
Cristo pasa a nuestro lado, pero no como un paso muerto, sino como Alguien que vive y nos llama a recorrer su mismo camino.


La Virgen es Camino


La Virgen es para nosotros también un Camino, un Camino que nos lleva a Dios, porque somos personas en camino, itinerantes siempre, siempre en esa búsqueda para hacer realidad nuestros proyectos, siempre en camino personal y comunitario, todos los días hacemos un camino, todos los días vamos dejando nuestras huellas.
Hay una frase que dice:
"Camina, no dejes de caminar, mañana en tus huellas, alguien se puede fijar".

Pues vamos así, pisando huellas de otros, quienes nos han precedido: nuestros padres, nuestros educadores..., todas esas personas que de una forma o de otra nos han dado un testimonio, un ejemplo, unas huellas por lo tanto llenas de amistad, de diálogo, cariño, amor.


Algo así nos ocurre con la Virgen.
Ella fue delante por el camino que lleva hacia Dios.
Nosotros sólo tenemos que ir poniendo nuestros pies donde Ella dejó sus hermosas huellas, al hacerlo desaparecerá buena parte del frío de este mundo, porque será como si fuera calentando nuestro camino el calor de su Corazón. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario