María Mujer contemplativa.
Vamos a ver hoy a María como la Mujer contemplativa.
Sí, porque la contemplación es esencial en María.
Dios la hizo esencialmente contemplativa, porque tenía que cooperar íntimamente a la obra redentora de Jesús:
"No hay redención sin Sangre".
María sigue silenciosamente los pasos redentores y apostólicos de Jesús.
¡Cuántas horas de contemplación!
Desde la Anunciación a la Cruz.
Desde la Cruz a Pentecostés.
Desde Pentecostés a la Gloriosa Asunción a los Cielos.
Todo queda resumido a la sencilla Bienventuranza de Jesús sobre María:
"Felices más vale, los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".
La vida de María fue esencialmente contemplativa, fruto de esta contemplación profunda y serena, es precisamente el canto "El Magnífica".
Allí se nos manifiesta María, la Orante, y su oración es un canto de alegría y gratitud a la fidelidad del Padre que obra siempre maravillas en los pobres.
Pero solamente desde la pobreza de María, sencilla Mujer, se podría rezar y contemplar así; porque sólo los pobres son verdaderamente contemplativos, como sólo los contemplativos pueden entender de veras a los pobres; hay una conexión muy íntima entre estos tres términos:
Pobreza.
Contemplación.
Esperanza.
Quizá por eso los auténticos profetas de esperanza son siempre gente pobre y profundamente contemplativa.
Hoy para nosotros también cristianos -profetas para el mundo de hoy- aunque parezca contradictorio necesitamos contemplación.
Contemplación para no perdernos en los ruídos, en lo superficial, para no perdernos en definitiva, en esa comodidad y falta de compromiso cristiano.
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