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miércoles, 6 de agosto de 2025

RINCÓN PARA ORAR. "TRANSFIGÚRANOS, PARA VER TU GLORIA". Miércoles, 6 - Agosto - 2025

"Ventana abierta"

RINCÓN PARA ORAR


SOR MATILDE

TRANSFIGÚRANOS, PARA VER TU GLORIA

28 Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar.

29 Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante,

30 y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías;

31 los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén.

32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.

33 Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía.

34 Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor.

35 Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle.»

36 Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto. (Lc. 9, 28-36)

La Transfiguración del Señor es un Misterio de Luz y de Cruz. Luz, porque el aspecto de Jesús-Hombre se cambió, resplandecía como el sol y descubrió su gloria ante tres de sus discípulos, los preferidos por Él. Y es también un Misterio de Cruz porque Jesús glorioso, hablaba también con dos personajes llenos de gloria.  ¿Y de qué hablaban los tres? Pues este acontecimiento, que era del Cielo, no era el motivo de su diálogo, sino que “hablaban de su próxima muerte, que iba a cumplirse en breve, en Jerusalén”. Nunca mejor dicho que: “de la cruz a la luz” y “no hay luz sin cruz”.

Esta transformación del Maestro la quiso manifestar a los tres para fortalecerlos del escándalo de la Cruz. En medio de la Pasión tan ignominiosa, recordarían Pedro, Santiago y Juan que ese, que era un despojo humano, era también el Hijo de Dios y desde la Cruz el Padre les urgía a “¡escucharle!”. Su Palabra, tanto en vida como sufriente, era la Palabra de Dios y fuera de Ella no tenían salvación. Siempre Jesús “será signo de contradicción” y, en estos contrastes, quiere el Padre que nos convirtamos a Él y lo sigamos, aún sin entender en absoluto “las vueltas de Dios”.

Dios, en este camino de conversión a Él, nos quiere dejar muy claro que toda la obra de santificación de nuestra alma es obra exclusiva suya. Y si no miremos ¿qué hicieron los tres apóstoles para merecer ver a Jesús en su gloria? Y ¿qué merecieron para oír la voz del Padre que les mandaba escuchar a su Hijo? O, ¿es que tomaron ellos la iniciativa de ir a un monte alto para orar y contemplar lo que la voluntad de Dios les tenía predestinado? Ellos eran simples espectadores receptivos, porque fue la benevolencia divina la que los envolvió en una nube y los cubrió con su Sombra.

Dios tiene sus planes sobre cada uno de nosotros y no nos pide más que los acojamos y adoremos su voluntad santísima. Porque, ¡entender a Dios no nos será posible, ni siquiera en el Cielo al contemplar su gloria y su divinidad cara a cara! Siempre seremos parte pequeña de su creación, aunque adorablemente amada por su Corazón. ¡He aquí nuestra participación de Dios, porque ¿abarcarlo totalmente cómo es, era y será? ¡Es locura pensar que puede darse en nosotros! ¡Lo nuestro es la gratitud y el amor, la humildad rendida al reconocernos tan pequeños y necesitados! ¡Dios lo pone todo, porque “sin MÍ no podéis hacer nada”!

¡Señor mío, prepara nuestras almas, con la fuerza de tu Espíritu Santo, para ser transformados en otros hombres nuevos! ¡Creemos que Tú lo puedes hacer y lo quieres hacer en nuestras almas! ¡Tu poder es infinito y tu amor no tiene medida!  ¡Ven, ven ya, Señor! ¡Te esperamos con fe y mucha confianza! ¡Qué así sea! ¡Amén! ¡Amén!

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