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sábado, 28 de junio de 2025

RINCÓN PARA ORAR. "VOSOTROS, ¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO?" Sábado, 28 - Junio - 2025

"Ventana abierta"

RINCÓN PARA ORAR


SOR MATILDE

VOSOTROS, ¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO?

13 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?»

14 Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.»

15 Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?»

16 Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.»

17 Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos y, lo que desates en la tierra, quedará desatado en los cielos. (Mt. 16, 13-19)

Jesús, les pone un reto a sus discípulos para que manifiesten quién creen ellos que es ÉI. Primero, les pide la opinión general sobre su identidad: unos que Juan el Bautista, otros que Elías o Jeremías o uno de los profetas o, “un profeta poderoso en obras y palabras”. Todo esto muestra la ambigüedad de la opinión humana que, si no está iluminada por el Espíritu Santo, fallan radicalmente en sus apreciaciones.

Pero Pedro, sintiéndose iluminado por el Espíritu Santo le confiesa a Jesús el primero: “Tú, eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”. Confesión veraz de la que vivimos todos los fieles de Jesús: Él, es el Hijo de Dios que tenía que venir al mundo, según las Escrituras. Y ante estas Palabras del Espíritu Santo en boca de Pedro, Jesús,  le confiesa a su vez como Piedra sobre la que se asentará su Iglesia. Él, es la Cabeza y todos los fieles serán el Cuerpo de esta Iglesia.

Es muy importante la Palabra de Jesús, sobre el poder de su Iglesia sobre todos los  poderes del mal que habitan en el mundo: “el poder del infierno, no la derrotará”. Podrá haber infidelidades y pecados en este Cuerpo de Cristo, pero en ÉI, está asegurada su pureza y santidad. Allí donde el Maligno no podrá entrar y hacer estragos en las almas de los hombres. Su infalibilidad, cuando Pedro les hable a sus fieles de la fe y las costumbres, está asegurada: “lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo”. Es decir, las decisiones de la Iglesia sobre admisión o rechazo, perdón o castigo, son reconocidas y válidas ante Dios.

¡Tremenda responsabilidad la del Papa y los obispos, como sucesores de los apóstoles para cuidar, lo primero, su vida santa o deficiente ante Dios pues, esta autoridad, les obliga a una fidelidad a Cristo que, les mantiene en la humildad de un servicio que, siempre será por amor! Al igual que Cristo que, se entregó del todo por amor a la voluntad infalible del Padre. Sólo, en la adhesión a Jesús y a su Palabra y, en la oración continua al Espíritu Santo, podrán ejercer ese sagrado ministerio que salva a sus hermanos y, lo primero a sí mismos.

Este Evangelio, nos está urgiendo a los cristianos a orar insistentemente a Dios para que los obispos y sacerdotes sean santos, como Dios es Santo. La oración intensa de los fieles, protege a los ministros de Dios de tantos peligros como acecha el mundo con sus seducciones. Mientras haya un solo fiel que, interceda ante el Padre con el Único intercesor, Jesús, la Iglesia, se mantendrá fiel a Dios y a su voluntad porque esta Iglesia, es la Esposa de Cristo y, Ella, es santa con la santidad de su Cabeza que es Jesús de Nazaret, el Mesías, el Hijo de Dios.

“¡Seamos santos en Él porque, Nuestro Señor es Santo!” ¡Que así sea! ¡Amén! ¡Amén!

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