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sábado, 7 de junio de 2025

Los cinco minutos del Espíritu Santo. Oración inspirada en la reflexión de Los Cinco Minutos del Espíritu Santo del 7 de junio. Sábado, 7 - Junio - 2025

"Ventana abierta"

 

Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández

El autor nos conduce en estos cinco minutos diarios para abrirnos al Espíritu de Dios y percibir la fuerza de su consuelo.

La Biblia dice: "Da y recibe" (Sirácides 14,16). El amor verdadero no es sólo dar, no es sólo hacer cosas por los demás. Es también recibir de los demás y aprender de ellos con humildad.

No basta derramarme en el otro, hacerme fecundo en él. También tengo que disponerme a recibir algo de él, a reconocer el inmenso valor del hermano.

Cuando el apóstol San Pablo habla del cuerpo místico y de la importancia de los dones de todos, allí la actitud negativa que se describe no es la de no querer dar, sino precisamente la de no querer recibir de los demás, la de no saber gozarse en el don del hermano: "No puede el ojo decir a la mano: 'No te necesito'... Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte de su gozo." (1 Corintios 12,21.26).

La capacidad de beber de cántaro del hermano es fuente de un gozo especialísimo.
¿Acaso puede haber verdadero amor en una pareja si uno de los dos se encierra en sus esquemas, si se siente salvado en sus seguridades, y ya no es capaz de aprender del otro? ¿Ama de verdad alguien que ya no es capaz de admirarse del otro, o de escucharlo con interés, o que siente que ya no lo necesita?

El amor que derrama el Espíritu es una capacidad de dar y también de recibir, porque nos hace reconocer que no somos dioses y que necesitamos de los demás.

Oración inspirada en la reflexión de Los Cinco Minutos del Espíritu Santo del 7 de junio

"Espíritu Santo, hoy quiero aprender a amar de verdad. No permitas que me encierre en mis propias ideas o en la falsa seguridad de que no necesito a los demás. Enséñame a abrirme con humildad al otro, a reconocer su valor, a dejarme enriquecer por lo que él es y me puede ofrecer.

Quita de mí todo orgullo que me impida recibir. Ayúdame a escuchar con atención, a admirar sinceramente, a alegrarme con los dones del hermano. Que no me crea autosuficiente, sino parte de un cuerpo donde cada miembro es esencial y tiene algo único para dar.

Dame un corazón sencillo, capaz de recibir amor y también de aprender a cada paso. Que no pierda nunca la capacidad de asombrarme por la belleza que siembras en los demás. Espíritu Santo, hazme instrumento de un amor que se dona y también se deja amar.

Amén".

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