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jueves, 22 de mayo de 2025

Los cinco minutos del Espíritu Santo. Oración inspirada en la reflexión de Los Cinco Minutos del Espíritu Santo del 22 de mayo. Jueves, 22 - Mayo - 2025

"Ventana abierta"

Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández

El autor nos conduce en estos cinco minutos diarios para abrirnos al Espíritu de Dios y percibir la fuerza de su consuelo.

"Espíritu Santo, en esta nueva mañana me acerco a Ti con el corazón agradecido. Gracias por velar por mí durante la noche, por renovarme en tu paz y por darme el privilegio de despertar a un nuevo día bajo tu luz.

Te pido que seas Tú guiando cada paso que dé, cada palabra que pronuncie y cada decisión que tome. Lléname con tu sabiduría, con tu serenidad y con la alegría que nace de saberse amado por Dios. Que cada momento de este día esté lleno de tu presencia viva y transformadora.

Derrama sobre mi vida y sobre mi hogar bendiciones del cielo. Que no falte la salud, que abunde el amor, que haya pan en la mesa y que tu paz reine en nuestros corazones. Espíritu Santo, líbrame del temor, de las preocupaciones que oscurecen el alma y de los pensamientos que me roban la esperanza. Renuévame por dentro y devuélveme la fuerza para seguir adelante.

Padre celestial, por medio de tu Espíritu Santo, te pido también por mis sueños y anhelos. Ayúdame a alcanzar las metas que has sembrado en mi corazón, a enfrentar con valentía los retos que me esperan y a caminar con fe por la senda del bien.

Gracias, Espíritu Santo, por habitar en mí, por impulsarme con tu aliento divino y por sostenerme en todo momento. Hoy quiero vivir con gozo, con gratitud y con la certeza de que Tú vas conmigo.

Amén".

Oración inspirada en la reflexión de Los Cinco Minutos del Espíritu Santo del 22 de mayo

"Espíritu Santo, consolador lleno de bondad, dulce huésped de mi alma, ven a calmar mis tormentas interiores. Reposa en mí con tu paz, y hazme sentir que tu presencia es más fuerte que cualquier miedo o tristeza.

Ayúdame a dejar de resistirme a tu amor. Enséñame que no vienes a herirme, sino a consolarme, a curar mis heridas, a decirme con ternura que siempre puedo volver a empezar.

Hoy abro mi alma a tu dulzura. Habita en mí, huésped divino, y que tu bondad transforme mis pensamientos, limpie mi corazón y me llene de esperanza.

Amén".

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