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sábado, 19 de abril de 2025

RINCÓN PARA ORAR. "VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA". Sábado Santo, 19 - Abril - 2025

"Ventana abierta"

RINCÓN PARA ORAR

SOR MATILDE

VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA

1 El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado.

2 Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro,

3 y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

4 No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes.

5 Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?

6 No está aquí, ha resucitado. Recordad cómo os habló cuando estaba todavía en Galilea, diciendo:

7 "Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado, y al tercer día resucite. " »

8 Y ellas recordaron sus palabras.

9 Regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás.

10 Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con ellas.

11 Pero todas estas palabras les parecían como desatinos y no les creían.

12 Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se inclinó, pero sólo vio las vendas y se volvió a su casa, asombrado por lo sucedido. (Lc. 24, 1-12)

El Sábado Santo todo es oscuridad y negrura: ¡ha muerto Jesús, Nuestro Señor!  Y Jesús, ¿dijo a sus discípulos que en Él, todo acabaría en la muerte? ¡No, les dijo que de ella resucitaría! Pero, “¿quién creyó nuestro anuncio?”. Nadie tenía experiencia física de lo que era morir y resucitar, por ello todos dudaban y su fe en Jesús se tambaleaba, sin ellos desearlo.

“De madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado”. Todo, como si Jesús estuviera muerto en el sepulcro. Y su primer desconcierto fue “la piedra corrida” y, ¡dentro, no encontraron el cuerpo del Señor! ¡Estaban aturdidas y asustadas, cuando dos hombres con vestidos refulgentes se les aparecieron! ¡Su miedo y pavor subieron de punto! ¡Y cayeron rostro en tierra!... En esta impotencia, ellos les aseguraron que: “¡¡JESÚS VIVE, HA RESUCITADO!!”. Y les recordaron las Palabras de Jesús en Galilea… ¿Por qué los Apóstoles no las creyeron, si ahora se había cumplido todo?... El hecho de la Resurrección es único en la historia de los hombres. Nadie sabe nada de este evento porque es objeto de fe y no de especulación. Y es que Dios, siendo Dios, nos ha regalado la Resurrección de su Hijo Jesús, para que la contemplemos y la proclamemos a todos los hombres. Estas mujeres fueron los primeros apóstoles que la anunciaron a los once y a los demás. Pero su incredulidad les llevó a negar algo que era totalmente sobrenatural. Además, la mujer entre los judíos no podía ser testigo de nada y menos de algo tan insólito... Sólo Pedro se levantó y fue aprisa al sepulcro para comprobar lo que contaban las mujeres. Pero no le guió la fe sino la intriga y curiosidad. Así que, solo se volvió del sepulcro admirado. Y el asombro no es la fe, sino el umbral de la misma.

¡Y nosotros, en esta Noche Santa y gloriosa, no dudaremos como los primeros testigos porque sabemos, ya ciertamente, que Jesús ha resucitado de entre los muertos y está en la Gloria, a la derecha del Padre! ¡Él se apareció vivo a los discípulos y a más de quinientos hermanos! ¡Él es el primero que ha vencido a la muerte y al pecado y nos resucitará, como Él resucitó, por la fuerza de su amor! ¡Cristo resucitado es algo que nos ha cambiado la vida, pues “¿quién puede perdonar pecados sino Dios?” ¡Pues esto nos ha traído esta Nueva Vida en Cristo! ¡Estábamos prisioneros por nuestras malas acciones y Jesús se ha llevado al cielo cautiva nuestra cautividad: la muerte y el pecado!

La experiencia de ser un pecador, de semejante a Dios, la tenemos todos, aún el que dice que no ha pecado. ¡Más, su vida lo desmiente! Si confesamos ante Dios nuestros pecados, Él, que es Bueno y Justo, nos limpiará todas nuestras culpas por la fuerza de su Resurrección. La muerte se nos transforma en vida con tal que creamos que Jesús es el Hijo de Dios y Hombre verdadero, que vino con su Encarnación a sacarnos de las tinieblas de donde nunca podríamos haber salido. ¡Cristo es nuestra Luz y con su Resurrección nos ha trasladado al mundo de la Luz divina y de su Espíritu Santo! ¡Señor, que tu Resurrección siga salvando gratuitamente a todos los hombres! ¡Amén! ¡Amén! ¡Qué así sea!

 

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