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jueves, 20 de marzo de 2025

Los cinco minutos del Espíritu Santo. Oración de meditación inspirada en la reflexión del 20 de marzo. Jueves, 20 - Marzo - 2025

"Ventana abierta"

Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández

El autor nos conduce en estos cinco minutos diarios para abrirnos al Espíritu de Dios y percibir la fuerza de su consuelo.

"Espíritu Santo, toma mis ojos. Mis ojos tentados por la curiosidad. Mis ojos que juzgan y condenan, que controlan, que envidian. Incapaces de contemplar la verdad sin miedo. Toma mis ojos, y conviértelos en admiración, ternura, disculpa, compasión. Coloca en ellos la mirada de Cristo. 
Espíritu, toma mis oídos, que sólo escuchan lo que les conviene, o que se atontan escuchando todos los ruidos del mundo. Mis oídos cerrados al hermano, incapaces de escuchar la Palabra que invita al cambio. Toma mis oídos y conviértelos, para que sean acogedores, y escuchen con amor al hermano; llenos de sensibilidad, de apertura, atentos a la voz del buen Pastor, sensibles al susurro amable de Cristo. 

Espíritu Santo, toma mi boca, usada muchas veces para reprochar, ironizar, criticar, mentir, para quejarse, para murmurar. Tómala Espíritu, y conviértela en un lugar de canción, de aliento, de perdón. Hazla capaz de decir la palabra justa, el consejo justo, las palabras fecundas de amor sincero, las palabras que diría Cristo. Y ábrela en un himno de alabanza al Resucitado".

Oración de meditación inspirada en la reflexión del 20 de marzo

“Espíritu Santo, entra en mi vida y transforma mis sentidos para que reflejen el amor de Cristo.

Toma mis ojos y purifícalos. Que no se dejen llevar por la curiosidad malsana ni por el juicio apresurado. Que aprendan a ver con admiración, ternura y compasión, como los ojos de Jesús que siempre miraban con amor.

Toma mis oídos y ábrelos a tu voz. No permitas que se cierren por el ruido del mundo o la indiferencia. Que sepan escuchar con atención a mis hermanos, comprender su dolor y acoger su historia con paciencia y cariño.

Toma mi boca y hazla instrumento de bendición. Líbrala de la crítica, la ironía y la queja. Que mis palabras sean de aliento, de esperanza y de perdón. Que de mis labios broten solo verdades que edifiquen y den vida, y que nunca falte en ellos un canto de alabanza a Ti, Señor.

Espíritu Santo, conviérteme en un reflejo de Cristo. Transforma mi mirada, mi escucha y mi palabra para que sean un canal de tu gracia en el mundo.

Amén”.

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