"Ventana abierta"
Comentarios breves de Benjamín González Buelta, S.J.
El Hijo encarnado necesitó de otras personas para preparar su llegada. Un pueblo pequeño vivió con la esperanza de crear un espacio donde fuese esperado y recibido. María y José lo acogieron para que fuese no solo el Hijo de Dios, sino también un hijo de nuestra historia. Al mismo tiempo que Jesús crecía en sabiduría y gracia preparándose para la misión, Dios iba formando al profeta Juan para que preparase su camino y le hablase al pueblo, que se encontraba en dolorosa expectativa. Ya Isaías profetizaba un Mesías que no solo salvaría a Israel, sino que sería una luz para todas las naciones, sin fronteras de ninguna clase.
Isaías se siente escogido por Dios desde las entrañas maternas. La concepción de Juan se realiza en el asombro de la esterilidad que gesta y da a luz. La encarnación de Jesús llega para ser acogido y asumir enteramente nuestra historia. Muchos caminos diferentes, solo conocidos por el Dios de todos, se van tejiendo en lo secreto hasta encontrarse en el mismo punto, en la carne del Hijo de Dios, el hijo de María. También hoy muchos puntos diferentes y misteriosos se encuentran y se tejen para seguir la obra de Jesús.
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