"Ventana abierta"
UNA APARICIÓN MUY PECULIAR
José Luis Sicre
Fe adulta
Domingo 2º de Pascua. Ciclo B.
Todas las apariciones de Jesús resucitado son
peculiares. Incluso cuando se cuenta la misma, los evangelistas difieren:
mientras en Marcos son tres las mujeres que van al sepulcro (María Magdalena,
María la de Cleofás y Salomé), y también tres en Lucas, pero distintas (María
Magdalena, Juana y María la de Santiago), en Mateo son dos (las dos Marías) y
en Juan una (María Magdalena, aunque luego habla en plural: «no sabemos dónde
lo han puesto»). En Mc ven a un muchacho vestido de blanco sentado dentro del
sepulcro; en Mt, a un ángel de aspecto deslumbrante junto a la tumba; en Lc, al
cabo de un rato, se les aparecen dos hombres con vestidos refulgentes. En Mt, a
diferencia de Mc y Lc, se les aparece también Jesús. Podríamos indicar otras
muchas diferencias en los demás relatos. Como si los evangelistas quisieran
acentuarlas para que no nos quedemos en lo externo, lo anecdótico. Uno de los
relatos más interesantes y diverso de los otros es el del próximo domingo (Juan
20,19-31).
Las peculiaridades de este relato
de Juan
1. El
miedo de los discípulos. Es el único caso en el que se destaca algo tan
lógico, y se ofrece el detalle tan visivo de la puerta cerrada. Acaban de matar
a Jesús, lo han condenado por blasfemo y por rebelde contra Roma. Sus
partidarios corren el peligro de terminar igual. Además, casi todos son
galileos, mal vistos en Jerusalén. No será fácil encontrar alguien que los
defienda si salen a la calle.
2. El
saludo de Jesús: «Paz a vosotros». Tras la referencia inicial al miedo a
los judíos, el saludo más lógico, con honda raigambre bíblica, sería: «No
temáis». Sin embargo, tres veces repite Jesús «paz a vosotros». Algún listillo
podría presumir: «Normal; los judíos saludan shalom alekem, igual
que los árabes saludan salam aleikun». Pero no es tan fácil como
piensa. Este saludo, «paz a vosotros» sólo se encuentra también en la aparición
a los discípulos en Lucas (24,36). Lo más frecuente es que Jesús no salude: ni
a los once cuando se les aparece en Galilea (Mc y Mt), ni a los dos que marchan
a Emaús (Lc 24), ni a los siete a los que se aparece en el lago (Jn 21). Y a
las mujeres las saluda en Mt con una fórmula distinta: «alegraos». ¿Por qué
repite tres veces «paz a vosotros» en este pasaje? Vienen a la mente las palabras
pronunciadas por Jesús en la última cena: «La paz os dejo, os doy mi paz, y no
como la da el mundo. No os turbéis ni os acobardéis» (Jn 14,27). En estos
momentos tan duros para los discípulos, el saludo de Jesús les desea y comunica
esa paz que él mantuvo durante toda su vida y especialmente durante su pasión.
3. Las manos, el costado, las pruebas y la fe. Los
relatos de apariciones pretenden demostrar la realidad física de Jesús
resucitado, y para ello usan recursos muy distintos. Las mujeres le abrazan los
pies (Mt), María Magdalena intenta abrazarlo (Jn); los de Emaús caminan,
charlan con él y lo ven partir el pan; según Lucas, cuando se aparece a los
discípulos les muestra las manos y los pies, les ofrece la posibilidad de
palparlo para dejar claro que no es un fantasma, y come delante de ellos un
trozo de pescado. En la misma línea, aquí muestra las manos y el costado, y a
Tomás le dice que meta en ellos el dedo y la mano. Es el argumento supremo para demostrar la realidad física de la
resurrección. Curiosamente se encuentra en el evangelio de Jn, que es
el mayor enemigo de las pruebas física y de los milagros para fundamentar la
fe. Como si Juan se hubiera puesto al nivel de los evangelios sinópticos para
terminar diciendo: «Dichosos los que crean sin haber visto».
4. La
alegría de los discípulos. Es interesante el contraste con lo que cuenta
Lucas: en este evangelio, cuando Jesús se aparece, los discípulos «se asustaron y, despavoridos,
pensaban que era un fantasma»; más tarde, la alegría va acompañada de asombro.
Son reacciones muy lógicas. En cambio, Juan sólo habla de alegría. Así se
cumple la promesa de Jesús durante la última cena: «Vosotros ahora estáis
tristes; pero os volveré a visitar y os llenaréis de alegría, y nadie os la quitará» (Jn 16,22). Todos los otros
sentimientos no cuentan.
5. La
misión. Con diferentes fórmulas, todos
los evangelios hablan de la misión que Jesús resucitado encomienda a
los discípulos. En este caso tiene una connotación especial: «Como el Padre me
ha enviado, así os envío yo». No se trata simplemente de continuar la
tarea. Lo que continúa es una
cadena que se remonta hasta el Padre.
6. El don
de Espíritu Santo y el perdón. Mc y Mt no dicen nada de este don y Lucas lo
reserva para el día de Pentecostés. El cuarto evangelio lo sitúa en este
momento, vinculándolo con el poder de perdonar o retener los pecados. ¿Cómo
debemos interpretar este poder? No parece que se refiera a la confesión
sacramental, que es una práctica posterior. En todos los otros evangelios, la
misión de los discípulos está estrechamente relacionada con el bautismo. Parece
que en Juan el perdonar o retener los pecados tiene el sentido de admitir o no
admitir al bautismo, dependiendo de la preparación y disposición del que lo
solicita.
1ª Lectura: Hechos de los
Apóstoles 4,32-35
Efecto de la resurrección en la comunidad
cristiana, insistiendo en compartir los bienes.
2ª Lectura: Primera carta de san
Juan 5,1-6
Consecuencias para el cristiano de la fe en
Jesús Mesías: 1) se convierte en hijo de Dios, ha nacido de él; 2) ama a Dios;
3) ama a los hijos de Dios (en esto consisten “sus mandamientos”, de hecho, uno
solo: “amaos unos a otros como yo os he amado”); 4) vence al mundo, que niega
que Jesús es el Hijo de Dios, o la realidad de su muerte; el Espíritu testimonia
que “vino con agua y sangre”.
P. Leonardo
1. Bajo la mirada misericordiosa de Dios sobre
nosotros siempre
2. Me gusta tener tres miradas o maneras de ver
las cosas o enfocar la vida: pasado, presente y futuro
3. Pasado: aquellos seguidores de Jesús habían
experimentado después de conocerlo,
de tomar contacto con Él, el asombro ante la aparición de Jesús en sus vidas. Luego
del asombro, la admiración, Dieron
un nuevo tramo; lo siguieron. Y
llegó la vida del futuro con sus dificultades y problemas (que no faltan…) Pero
ya era distinto todo.
4. Pero vinieron los problemas. Se asustaron,
huyeron y le traicionaron. Les faltó confianza, les ganó la partida el miedo y
la cobardía…
5. Quizás sea nuestro proceso… O esa es una parte
del proceso de la fe…
6. Pero la misericordia de Dios no falla. Se les presenta, se nos
presenta, y, no solo nos perdona,
sino que nos envía…
7. Sí, seguir a Jesús, su mensaje, sus
recomendaciones, merece la pena. Mejor dicho: es el camino de la felicidad para
nosotros y solución para el mundo. Eso es lo que tenemos que predicar de mil
maneras. “La piedra que desecharon los constructores (el mundo que nos rodea…
la propaganda, la mundanidad…) con la fe en Jesús, éste se ha convertido en la piedra angular-clave.
8. Parece mentira, no está de moda, no acabamos,
como Tomás, de creerlo...pero es así.
9. Oración. Fe. No la tengo, al menos, la suficiente, pero te la pido. Como Tomás ¡ojalá me derrumbe ante Él. Y mis comunidades, y la Iglesia y el mundo!
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