"Ventana abierta"
Comentarios breves de Benjamín González Buelta, S.J.
Los dos discípulos reconocieron a Jesús al compartir el pan en Emaús. Su conocimiento de lo vivido era muy elemental. Necesitaban profundizarlo en un encuentro comunitario con Jesús que los uniese a todos en la misma experiencia. Primero nació el miedo ante la sorpresa. Después la verificación de que era Jesús, con su cuerpo marcado para siempre por los clavos, las espinas y la lanza, ahora transformado por la resurrección. Siguió una alegría muda que no encontraba las palabras y frenada por el temor a ser engañados. Finalmente, Jesús les abrió el entendimiento para comprender cómo las Escrituras se referían a él. Toda la historia de Israel apuntaba a este momento de plenitud. El dinamismo escondido a lo largo de los siglos en las entrañas maternales de la historia salía la luz ahora y se mostraba a los sentidos asombrados de los discípulos. Un nuevo comienzo dinamizaba la historia entera y los discípulos eran invitados a ser testigos de esta esperanza definitiva que había emergido más fuerte que el poder destructor de los enemigos, y más fiel que la fe vacilante de los amigos. Esa es también nuestra misión hoy: ser testigos de esta vida indetenible.
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