"Ventana abierta"
Comentarios breves de Benjamín González Buelta, S.J.
María llora sin consuelo porque ni siquiera encuentra el cadáver del Crucificado. Jesús se le aparece como un personaje más de la situación, como un hortelano. Solo lo reconoce cuando la llama por su nombre propio con el tono que ella conocía bien: "¡María!". Bastó una palabra para abrir el misterio. Es la voz de antes en una nueva manera de relación. Antes lo podía abrazar, escuchar su palabra, caminar a su lado. Ahora comienza otra manera de estar con él, más íntima, sin la limitación del tiempo y del espacio, que transforma a María y la convierte en testigo.
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