"Ventana abierta"
Comentarios breves de Benjamín González Buelta, S.J.
Jesús vino a darnos toda la vida del Padre, y a esa tarea dedicó toda su vida, no unas horas o algunos años, y entregó toda su persona, no algunos destellos de su genio. Fue exprimido como uva en el lagar, hasta que no quedó ya nada de él. La vida divina se nos ha dado sin medida y de manera irreversible. Al final, se sembró a sí mismo, la Palabra de carne y hueso escrita en los surcos siempre abiertos de las grietas humanas.
No impuso nada: ni una doctrina, ni un uniforme, ni un tatuaje de pertenencia. Solo se expuso a sí mismo, salió de su infinitud y se arriesgó en un niño débil y en un pobre vulnerable. Al principio sembró su palabra por aldeas perdidas y calles, sinagogas y playas. Pronunció el camino de la Vida, nos ofreció la dicha y la posibilidad de construirla con él a lo largo de los siglos, de acompañarlo hasta los márgenes excluidos donde la vida está tan cerca de los golpes y el nacimiento del ocaso.
En la cruz está el resumen. Carga sobre sus hombros el dolor de las víctimas y el pecado de los victimarios. Dios muere para que nosotros vivamos.
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