"Ventana abierta"
TENTACIÓN SIN TENTACIONES Y PRIMERA ACTIVIDAD
José Luis Sicre
Fe adulta
Primer domingo de Cuaresma. Ciclo B
Un relato sin tentaciones
Si se hiciera una encuesta a los
cristianos sobre las tentaciones de Jesús (suponiendo que hayan oído hablar de
Jesús y de las tentaciones) algunos mencionarían la de convertir una piedra en
pan; otros, que Satanás le ofreció toda la gloria y riqueza si lo adoraba; los
más listos incluso recordarían lo de tirarse desde el pináculo del templo. Con
eso, demostrarían conocer los relatos de las tentaciones que cuentan Mateo y
Lucas. Pero Marcos no dice nada de eso. Con una brevedad pasmosa sólo dice que
Jesús es impulsado por el Espíritu al desierto, es tentado por Satanás, vive
con las fieras, y los ángeles le sirven. Más que un relato parece un guion con
seis datos que el catequista deberá desarrollar.
El Espíritu. En la tradición bíblica, el Espíritu es el
que impulsa a los Jueces y a los profetas a realizar la misión que Dios les
encomienda: salvar al pueblo de sus enemigos o transmitir su palabra. En este
caso, con notable diferencia, el Espíritu impulsa a Jesús al desierto.
El desierto es el lugar de la prueba, como lo
fue para el pueblo de Israel cuando salió de Egipto, camino de la Tierra
Prometida. Allí fue tentado para ver si eran fieles. La inmensa mayoría
sucumbió en la prueba, mostrándose un pueblo de corazón duro y obstinado.
Jesús, en cambio, superará en el desierto la tentación.
Los cuarenta días equivalen a los cuarenta años que,
según la tradición bíblica, pasó Israel en el desierto. Es número de plenitud,
de tiempo redondo (recuérdense los cuarenta días del diluvio, los cuarenta días
entre la resurrección de Jesús y la Ascensión, etc.).
Satanás. Nosotros hemos adornado este personaje con tantos
elementos (incluidos cuernos y rabo) que conviene dejar claro cómo lo concibe
Mc. Satanás es el símbolo de la
oposición al plan de Dios. Quiere apartar a Jesús del camino que Dios
le ha trazado en el bautismo: hacer que se olvide de pobres y afligidos, dejar
de consolar a los tristes, no anunciar la buena noticia. O, como hará Pedro más
adelante, pedirle que cumpla su misión, pero sin pensar en cruz ni
sufrimientos.
Fieras y ángeles. Esta curiosa mención está cargada de
simbolismo. Los animales del desierto no son los que ve cualquier campesino
galileo a su alrededor: mulos, vacas, ovejas... Son escorpiones, alacranes, etc. Y esto nos recuerda el Salmo
91,11-13, donde aparecen mencionados junto con los ángeles:
«A sus ángeles ha dado
órdenes / para que te guarden en todos tus caminos;
te llevarán en sus palmas/ para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre chacales y víboras, /pisotearás leones y
dragones».
Jesús, en el desierto, sufre la tentación
de Satanás. Pero Dios está a su lado, lo protege mediante sus ángeles, y hace
que triunfe de todos los peligros.
Estos elementos (tentación, vivir con los
animales, servicio de los ángeles) recuerdan al relato de Adán en el paraíso,
tal como se contaba en las tradiciones rabínicas. De este modo, Mc presenta a Jesús como el nuevo Adán,
que, a diferencia del primero, no sucumbe a la tentación, sino que la supera.
Primera actividad de Jesús y síntesis de
su predicación
El relato de las tentaciones en Mc es tan
breve que la liturgia ha añadido las frases siguientes. Aunque tratan un tema
muy distinto (el comienzo de la actividad de Jesús) y ya las leímos en el
Domingo 3º, la invitación a la
conversión encaja muy bien al comienzo de la Cuaresma. Recuerdo lo que
comenté entonces.
Marcos ofrece tres datos: 1) momento en
que comienza a actuar; 2) lugar de su actividad; 3) contenido de su
predicación.
Momento. Cuando
encarcelan a Juan Bautista. Como si ese acontecimiento despertase en él la
conciencia de que debe continuar la obra de Juan. Nosotros estamos
acostumbrados a ver a Jesús de manera demasiado divina, como si supiese
perfectamente lo que debe hacer en cada instante. Pero es muy probable que Dios Padre le hablase igual que a nosotros, a
través de los acontecimientos. En este caso, la desaparición de Juan
Bautista y la necesidad de llenar su vacío.
Lugar de actividad. A diferencia de Juan, Jesús no se
instala en un sitio concreto, esperando que la gente venga a su encuentro. Como
el pastor que busca la oveja perdida, se dedica a recorrer los pueblecillos y
aldeas de Galilea, 204 según Flavio Josefo. Los judíos de Judá y Jerusalén no
estimaban mucho a los galileos: “Si alguien quiere enriquecerse, que vaya al
norte; si desea adquirir sabiduría, que venga al sur”, comentaba un rabino
orgulloso. Y el evangelio de Juan recoge una idea parecida, cuando los sumos
sacerdotes y los fariseos dicen a Nicodemo: “Indaga y verás que de Galilea no
sale ningún profeta” (Jn 7,52).
Mensaje. ¿Qué dice Jesús a esa pobre gente, campesinos
de las montañas y pescadores del lago? Su mensaje lo resume Marcos en un
anuncio (“Se ha cumplido el plazo,
el reinado de Dios está cerca”) y una invitación (“convertíos y creed
en la buena noticia”).
El anuncio encaja en la mentalidad
apocalíptica, bastante difundida por entonces en algunos grupos religiosos
judíos. Ante las desgracias que ocurren en el mundo, y a las que no encuentran
solución, esperan un mundo nuevo, maravilloso: el reino de Dios. Para estos
autores era fundamental calcular el momento en el que irrumpiría ese reinado de
Dios y qué señales lo anunciarían. Jesús no cae en esa trampa: no habla del
momento concreto ni de las señales. Se limita a decir que “está cerca”.
Pero lo más importante es que vincula ese
anuncio con una invitación a convertirse y a creer en la buena noticia.
Convertirse implica dos cosas: volver a Dios y mejorar la conducta. La
imagen que mejor lo explica es la del hijo pródigo: abandonó la casa paterna y
terminó dilapidando su fortuna; debe volver a su padre y cambiar de vida. Esta
llamada a la conversión es típica de los profetas y no extrañaría a ninguno de
los oyentes de Jesús.
Pero Jesús invita también a “creer en
la buena noticia” del reinado de
Dios, aunque los romanos les cobren toda clase de tributos, aunque la
situación económica y política sea muy dura, aunque se sientan marginados y
despreciados. Esa buena noticia se concretará pronto en la curación de
enfermos, que devuelve la salud física, y el perdón de los pecados, que
devuelve la paz y la alegría interior.
El recuerdo del bautismo (dos primeras
lecturas)
Desde antiguo, la celebración de la Pascua
quedó vinculada con el bautismo de los catecúmenos el Sábado Santo, y eso ha
influido en la selección de las lecturas de la Cuaresma, que pretenden recordar
episodios que jugaron un gran papel simbólico en la preparación para el
bautismo. La carta de Pedro (llamada así, aunque no la escribió san Pedro) ve
en el diluvio un simbolismo del bautismo: Noé y sus hijos se salvaron cruzando
las aguas del diluvio, el cristiano se salva sumergiéndose en el agua
bautismal. Menos clara es la relación de la lectura del Génesis con el
bautismo; aunque también ella habla de Noé, todo se centra en la promesa de
Dios de no volver a destruir la tierra. Es posible que se haya elegido el texto
por la convivencia de hombre y animales, que recuerda a lo que dice el
evangelio sobre Jesús viviendo con las fieras.
Jesús y nuestro bautismo
La presentación de Jesús como nuevo Adán
está estrechamente relacionada con la nueva vida que comienza en el cristiano
con el bautismo. La Cuaresma es el
mejor momento para profundizar en este sacramento que, en la mayoría de los
casos, recibimos sin ser conscientes de lo que recibíamos.
P. Leonardo
1. Estamos acostumbrados a “sufrir” dos
grandes movimientos (o influenciers), Unos nos llevan a lo malo y otros a lo
bueno.
2. En medio de tanto tirón de nuestros
procederes, p acá y p allá, andamos como desequilibrados. Y bien que nos duele
tanto bandazo.
3. Jesús nos
equilibra. Para ello, nos anuncia
dos actitudes necesarias; capacidad de observación y de cambio (no
rutina, ya me lo sé, para qué cambiar, en imposible, yo lo intenté
inútilmente…) Con su gracia puedes. Y apertura a la nueva noticia, a la
novedad del evangelio. Si leo el evangelio con estas actitudes, seguro que
aprendes (mos) y nos convertimos
4. Convertir es transformar, mutar,
metamorfosis, evolución, modificación, alteración, reconstruir, mudanza,
cambio, variación, corrección, enmienda, retractación, repudio,
arrepentimiento, reconciliación…
5. Y nunca perder de vista a Jesús
crucificado y resucitado. Hacia ese movimiento vamos y recibimos gracia tras
gracia, fuerzas e impulsos para vivir equilibrados.
6. Esa es la gran noticia. ¡Aleluya! Podemos…
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