"Ventana abierta"
Comentarios breves de Benjamín González Buelta, S.J.
María y José fueron al templo cuarenta días después del parto, para la purificación de la Madre y la presentación a Dios de su hijo primogénito. Pagaron la limosna de las familias pobres: dos pichones. La vida de Jesús continúa transitando el itinerario de la pobreza. Pensaron que su vida pasaría desapercibida entre otras parejas humildes, pero no fue así.
Simeón y Ana eran personas de fe profunda y sabían esperar los tiempos de Dios y entrar en su manera de actuar. Simeón esperaba ver al liberador de Israel. Ana oraba y servía a los peregrinos. Ambos representan la esperanza fiel que sabe permanecer a lo largo del tiempo en situaciones hostiles. En las comunidades cristianas que viven en medios difíciles, hoy encontramos personas así. Tienen el carisma de esperar y congregar a su alrededor un pequeño grupo, como una brasa rodeada de la ceniza que evoca el fuego de ayer, de donde se encenderá mañana una hoguera luminosa, una comunidad nueva.
Simeón y Ana eran personas de fe profunda y sabían esperar los tiempos de Dios y entrar en su manera de actuar. Simeón esperaba ver al liberador de Israel. Ana oraba y servía a los peregrinos. Ambos representan la esperanza fiel que sabe permanecer a lo largo del tiempo en situaciones hostiles. En las comunidades cristianas que viven en medios difíciles, hoy encontramos personas así. Tienen el carisma de esperar y congregar a su alrededor un pequeño grupo, como una brasa rodeada de la ceniza que evoca el fuego de ayer, de donde se encenderá mañana una hoguera luminosa, una comunidad nueva.
María y José ofrecieron su hijo al Padre, se ofrecieron para cuidarlo con amor y alegría y nos lo ofrecieron en su plenitud de hombre maduro, atentos siempre a la espada dolorosa que les anunció Simeón.
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