"Ventana abierta"
Web católico de Javier Olivares
Cuentan que en la
carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas
para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la
asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado
ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera
expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que
sirviera de algo.
Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez
pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y
siempre tenía fricciones con los demás.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera
expulsado el metro, que siempre se excedía midiendo a los demás según su
medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su
trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la
tosca madera inicial se convirtió en un precioso mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea
reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y
dijo: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el
carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos.
Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad
de nuestros puntos buenos".
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el
tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas
y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de
calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observen y lo
comprobarán. Cuando en un grupo se buscan a menudo defectos en los demás, la
situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de
percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros
humanos.
Es fácil encontrar defectos, cualquiera puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.
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