"Ventana abierta"
Todos los Santos, sin que falte alguno
Extraído de Internet
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La santidad de las Bienaventuranzas, de los santos de altar y de los que carecen de devotos admiradores, pero están en el corazón del Buen Dios.
Esa gente buena, honrada, solidaria, con sus pegas y quebrantos, sobre los que se construye la sociedad y la Iglesia. Nos miran, nos protegen, nos susurran las verdades de una vida que ellos y ellas vivieron antes.
Cada vez pienso más en ellos y en ellas, conocidos o desconocidos, a los que nos encomendamos y que son la gloria de cualquier viviente y por supuesto creyente.
Son algo más que seres queridos, algo muy abstracto, mucho más que fieles difuntos. Son esas estrellas que cruzan la eternidad y lanzan su luz sobre nuestras tinieblas.
Me gustaría parecerme a ellos, pero a los sencillos, los que no brillan. La santidad de Jesucristo en Nazareth.
Todos los santos.
Por los que no están con nosotros.
Por los que faltan y dejaron su ausencia escritas en recuerdos.
Por aquellos que dejaron de ver nuestros ojos y nosotros los suyos.
Por aquellos que el corazón les falló y dejaron de escribir notas en la partitura de nuestra vida.
Por aquellos que prometieron ser felices y murieron luchando por conseguirlo.
Por aquellos que no llegaron a serlo y por aquellos que murieron con una sonrisa en la cara tras años, y miles de recuerdos vividos.
Acordémonos verdaderamente de ellos, los Santos de nuestras vidas.
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